Y no pasa nada

La capacidad de adaptación del ser humano no tiene límites. Sorprende ver cómo acabamos acostumbrándonos a cosas que hace un año y dos meses nos parecían de ciencia ficción. Las mascarillas, la distancia social, la vuelta a casa con prisas antes del toque de queda, el número máximo de comensales...todo parece ya tan normal en esta pandemia como ver a los políticos meter la pata una y otra vez sin que nadie asuma responsabilidades. Mañana al medio día se firma del acuerdo con el personal interino, hoy a última hora de la noche anulo la cita a la espera de «un informe jurídico». ¿Sorprendente? ¿Criticable? Ya, la verdad, ni tanto. No pasa nada.

Y es que -duele decirlo y más escribirlo- ya poco, casi nada, estimula nuestra indignación. El mal humor constante que impregna a la mayoría de los ciudadanos 14 meses después del comienzo de la pesadilla nos mantiene adormilados, sin ganas de luchar ni de pedir explicaciones a gestores públicos que aprovechan el letargo para meter la pata sin rubor. Poco importa si el error de la consejería de Julio Pérez ataca la esperanza de miles de trabajadores públicos. ¿A qué viene ahora «tantas prisas» cuando algunos llevan décadas en sus puestos en la administración sin solución a la interinidad?

La radiografía del sector público español coloca a las comunidades autónomas del país como el epicentro del alto porcentaje de empleados que, sin acceder a su puesto mediante oposiciones, llevan años realizando un trabajo fijo. En el Ejecutivo estatal, el personal interino no supera 8% y tampoco es más del 13% en las corporaciones locales. En cambio, en los gobiernos regionales la tasa media es del 36%, lo que implica que uno de cada tres trabajadores públicos realiza una función manifiestamente necesaria sin haber accedido al puesto por la vía reglamentaria pero tampoco sin alternativa legal para ocuparlo y garantizarse su estabilidad.

Esta realidad ha provocado que el Ministerio de Iceta amenace a las comunidades autónomas con sanciones si no buscan soluciones inmediatas ante la interinidad. «No puede ser que repitamos la historia y que haya interinos de 25, 15 o 10 años. No podemos tolerarlo y queremos impedirlo», aseguraba el responsable de Función Pública hace dos semanas, el mismo Iceta al que Canarias culpó ante la plataforma de interinos del parón de la firma del acuerdo. Llevamos la mascarilla, mantenemos la distancia, respetamos el toque de queda...y los políticos siguen equivocándose. Y, por su puesto, no pasa nada.