Oramas y los Presupuestos
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Al fin y al cabo, Oramas no puede volver a hacer lo que ya le hizo a sus siglas: romper el mandato que le encomendaron. Aquel expediente quedó en nadaSi el Gobierno aprueba sus Presupuestos, tendrá la legislatura garantizada. Al menos, gran parte de la misma. En caso contrario, estamos abocados a elecciones generales en 2021 tras disolver Pedro Sánchez las Cortes Generales. La ecuación pasa por agrupar los escaños de Ciudadanos a los naturales de Podemos, socio del pacto. Inés Arrimadas puede sustituir a ERC, siempre y cuando Pablo Iglesias lo acepte. Hasta ahí, y no sin dificultad, radica la trama principal de la negociación presupuestaria. Ahora bien, con Ciudadanos y PNV no basta. Es necesario un puñado de diputados más hasta alcanzar la mayoría absoluta que le otorgue luz verde a las cuentas estatales. Y en ese reducido número de actas se encuentra, entre otros, el de Ana Oramas que, a estas alturas, puede decirse que ella ya es una marca en sí misma que supera a la de CC en grado de conocimiento en la vida política diaria de Madrid.
¿Aceptará Oramas esta vez lo que decida el órgano de dirección de su partido? Porque puede suceder que, a última hora, su respaldo resulte determinante para tumbar o no al Gobierno de coalición. A lo mejor no es Oramas la que decanta la balanza, y puede ser otro. Pero ella tiene muchos boletos al respecto. Y es aquí donde este envite, que a la vuelta del verano se dirimirá, casa con la incógnita de si CC jugará a sacar réditos de los Presupuestos o intentará socavar al Ejecutivo. ¿Qué peso tendrá entonces el sector de Asamblea Majorera y Lanzarote, por ejemplo, en relación al de Fernando Clavijo que ya en la sesión de investidura de enero de 2020 procuró chafar a Sánchez para provocar terceros comicios generales? Fue aquella la forma de Clavijo intentar forzar la ruptura del Pacto de las Flores: cayendo el Gabinete en Madrid, sería cuestión de tiempo que aconteciese lo propio en Canarias. Si el dinero estatal no llega, Casimiro Curbelo se saldría. Esa era la secuencia pensada por Clavijo en ese momento, y más lo será ahora tras el archivo del caso Grúas.
Con todo, será un buen termómetro para medir las fuerzas internas en CC de cara al congreso próximo. Si Oramas y Clavijo hacen y deshacen, incluso ignoran en este caso llamadas como las del ministro José Luis Ábalos en plena pandemia para garantizarse la extensión de la prórroga del estado de alarma, la cita congresual será un paseo militar para el 'clavijismo'. Otros sectores intentan frenarlo y atisbar otras opciones de confluencia nacionalista siendo sabedores que todo depende, eso sí, de cómo finalice un congreso en el que Clavijo prometerá mociones de censura raudas para repartir puestos institucionales y mantener la moral alta de los cuadros y tropas de la organización. Al fin y al cabo, Oramas no puede volver a hacer lo que ya le hizo a sus siglas: romper el mandato que le encomendaron. Aquel expediente quedó en nada. ¿Tragará CC con otro episodio más? Será en función de si Clavijo cree que el Ejecutivo de PSOE y Podemos puede desmoronarse si el escaño es CC es decisivo. Y pensará, mal que bien, que después podrá arreglarlo todo atesorando las consejerías precisas: si Sánchez cae, lo suyo es que en las islas también haya rebumbio. Clavijo hace sus quinielas. Oramas no tiene nada que perder.