Desde hace sesenta y siete años, la Roque Nublo y desde casi sesenta la San Cristóbal desgranan un amplio repertorio de cantes y bailes tradicionales, alegres isas y tristes malagueñas
Octavio Utrera
Licenciado en Geografía e Historia
Sábado, 4 de noviembre 2023, 07:37
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Estos días celebran efemérides singulares dos agrupaciones folclóricas legendarias de la isla y, por extensión, en todo el archipiélago. Se trata de la Roque Nublo y de la San Cristóbal, setenta y sesenta años, respectivamente, de sus fundaciones.
Unos programas de actos conformados por conferencias, documentales y actuaciones musicales y de danza, en la sede del Victoria y en la 'catedral del folklore canario', el recinto del Pueblo Canario. A destacar al respecto, la magistral exposición discursiva del director-gerente del Museo Néstor, Daniel Montesdeoca.
Y es que los prolegómenos de lo que nos ocupa se retrotraen a principios de la década de los años treinta del pasado siglo.
A Néstor Martín Fernández de la Torre, no confundir con su alter ego musical Néstor Álamo, Néstor a secas, se le encarga organizar la delegación de nuestras islas en la Cabalgata de las Regiones, en Madrid. Selecciona por Tenerife a un nutrido grupo de hombres y mujeres ataviados con los trajes de San Cristóbal de La Laguna, al tiempo que constata que en Gran Canaria no encuentra traje adicional alguno, al haber quedado en desuso las 'modas pretéritas', optando, al fin, por la noble y sencilla mantilla canaria, seis blancas y otras tantas negras, completadas por anodinas faldas largas para ellas, y a ellos se les asigna mantas cumbreras que cubren atuendos más o menos asépticos.
Tras el fiasco de abril de 1934, emprende tarea y en diciembre del mismo año se presenta en el teatro Pérez Galdós el traje típico de Gran Canaria, con centenares de mujeres y hombres ataviados, con un éxito rotundo que se repite en tres ocasiones más, los meses de diciembre y enero siguientes.
Con el arropamiento de artistas e intelectuales como Saulo Torón, Néstor Álamo, Domingo Doreste Fray Lesco, Felo Monzón, Santiago Santana, Manolo Millares, entre otros, 'nace' el traje, en el que, en palabras de Néstor, «cada uno de los detalles responde a un precedente tradicional embellecido si se quiere, como creación que es de un artista, pero no falseado».
Desde hace 67 años, la Roque Nublo y desde casi 70 la San Cristóbal desgranan un amplio repertorio de cantes y bailes tradicionales, alegres isas y tristes malagueñas, sensuales seguidillas y solemnes folías, pícaras polcas y señoriales mazurcas, además del cancionero popular, especialmente el que tiene la autoría del 'otro Néstor', en el Pueblo Canario, un evento continuado en el tiempo y único en España. Además, una y otra agrupaciones han participado en numerosos festivales en la península y Baleares, y en numerosos países a ambos lados del Atlántico. Más de 30 discos la primera; 22 además de un vídeo VHS y un DVD, la segunda, testimonian sus quehaceres, al socaire de personajes entregados como Dámaso Martínez y Manolo Álvarez, así como de los que han cogido sus testigos, como Juan Ramón Martínez y José Sánchez por el primero, y Julio López por el segundo, responsable éste de las últimas ediciones, ya son diecinueve del Festival Folclórico de las Comunidades.
A la Roque Nublo la caracteriza la precisión y la excelencia, tanto en cantos como en bailes, plasmando una atmósfera un tanto delicada y preciosista. La San Cristóbal, más sensual y parrandera, contagia al público, desapareciendo la dicotomía agrupación/espectador. Si a aquella la podríamos definir como 'apolínea', a ésta la calificaríamos de 'dionisíaca'. En reiteradas ocasiones han actuado conjuntamente, como la entrañable noche, hace no muchos años, en el Pueblo canario, en que rindieron homenaje a Martín y a Álamo, bajo el título de 'Mis dos Néstor'.
Algo similar sucede con la forma de portar el 'traje de Néstor', singularmente las mujeres, ya que entre los componentes masculinos sólo se denota en el color del fajín, acordado hace muchos años por ambas: rojo en los del monolito cumbrero, negro en los del santo patrón de los viajeros.
Es en el atuendo femenino, concretamente en los elementos más altos y más bajos, donde se aprecian diferentes formas de portarlo y lucirlo. Así, las de la Roque Nublo llevan el pañuelo bajo la cachorra ligeramente ladeada, graciosamente anudado, simulando una gran flor, a un lado del rostro, mientras las de San Cristóbal rompen el canon más estricto y extendido, dejando el largo pañuelo, bajo la cachorra horizontal, flotar airosamente al viento.
La otra diferencia, aún más visible, consiste en la forma de arremangarse la sobrefalda sobre el refajo. Ligeramente recogida por ambos lados en el caso de las primeras, en el caso de las segundas el pliegue se ejecuta, y más pronunciado, por delante, a modo de segundo delantal, con la particularidad añadida del uso de un aro que amplía, ostensiblemente, el volumen de refajo y falda.
La existencia y el merecido tributo a estas dos formaciones históricas no debe, en ningún momento, hacernos olvidar que, desde las últimas décadas, ambas comparten el emblemático espacio que es el Pueblo Canario con otras dos agrupaciones, ya cada una de ellas con más de 40 años, como son Chemida y Los Poliguanches. La primera, oriunda de Costa Ayala, tiene el mérito añadido de que todos sus componentes, hombres y mujeres, se atavían rigurosamente con nuestro traje de Néstor. La segunda, nacida en el seno de la Policía Local, tiene, quizás, el repertorio más global, ya que interpretan cantos y danzas de cada una de las islas.
Otras tres agrupaciones completan actualmente la lista de las que se atavían con este traje ya casi centenario, Tamadaba, Tierra Guanche y Roca Canaria, radicadas, respectivamente, Guanarteme, Escaleritas y Vecindario.
Las siete mencionadas llegaron a coincidir, todo un récord, en las Fiestas de la Ciudad en honor a Nuestra Señora de los Dolores, en un encuentro folclórico, ofrenda y misa en la plaza de Don Benito e iglesia de los Dolores, en Schamann, en la tarde-noche del 25 de septiembre de 2019, todo un 'maratón nestoriano'.
Todas ellas plasman en su buen hacer la emblemática frase de Néstor: «Debemos hacer de la vida una obra de arte».
¡Larga vida a la elegante Roque Nublo! y ¡larga vida a la exuberante San Cristóbal!
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