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Ocio nocturno

Del director ·

Los empresarios siguen con sus negocios cerrados

Lunes, 17 de mayo 2021, 07:07

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Están los empresarios del ocio nocturno que se suben por las paredes. Yno les falta algo de razón. O casi toda. En los últimos días han visto cómo las terrazas y restaurantes se llenan a rebosar hasta la medianoche de clientes que aprovechan el nuevo horario y el añadido de que no hay toque de queda, de manera que pueden permanecer en la mesa hasta las 23.55 y luego darse una vuelta por donde les plazca. Y no ha habido que irse muy lejos para ver las zonas de restauración y copas de las grandes ciudades a rebosar en horario nocturno desde el jueves, y especialmente el viernes y el sábado. A rebosar quiere decir con centenares de personas, con imposibilidad material de distancia material entre las mesas y los grupos de seis que teóricamente son el máximo en nivel 2.

Mientras, esos empresarios de ocio nocturno siguen con sus negocios cerrados. El Gobierno canario se resiste a la apertura con el argumento de que no hay garantía de que en el interior se respeten los aforos y las medidas de prevención. O sea, que se extiende la sospecha generalizada sobre un incumplimiento a mansalva por parte de las autoridades, de manera que se opta por lo más sencillo (para ellos): el cierre total. Sobra decir que pagan justos por pecadores.

Vamos a contar las cosas como son: no hay policías locales, nacionales, autonómicos y guardias civiles suficientes para vigilar calles, plazas, parques, playas, centros comerciales, bares, restaurantes y, encima, locales de ocio nocturno. Por eso se ha optado por lo más fácil para los gobernantes:se saca a estos últimos de la ecuación.

Cuando digo que no hay suficientes, digo también que los teóricos refuerzos policiales el pasado fin de semana han tenido mucho de gesto de cara a la galería. Son muchos los ayuntamientos que tienen un déficit de agentes de policía local, con el añadido de que hay otros que no encuentran cuartos para pagar las horas adicionales y los turnos de refuerzo. Para cuadrar el círculo, tampoco hay demasiadas ganas de ponerse inflexibles, porque hay ayuntamientos que se miran en el espejo de Madrid y lo que pasó en las recientes elecciones, de manera que sus gobernantes han concluido que el votante castiga al que quiere ser estricto con las medidas preventivas y premia al que confunde libertad con mirar para otro lado y dejar que el virus siga campando a sus anchas.

Y no siendo cliente del ocio nocturno, entiendo el enfado de sus empresarios. Sobre todo cuando el pasado jueves, viernes o sábado se dieron un paseo por las zonas de copas.

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