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Nadie tiene la culpa

Cuentos Chinos. «¿Dónde está el director deportivo Toni Cruz para dar la cara y asumir su enésimo fracaso?» Francisco José Fajardo

Jueves, 30 de noviembre 2017, 23:55

Bajan revueltas las aguas por la calle Fondos del Segura, la vía por la que transitan cada quince días los aficionados de la UD Las Palmas para ver (perder) a su equipo en el Estadio de Gran Canaria. Está siendo una temporada nefasta la del conjunto insular, que acumula desastre tras desastre desde que Quique Setién anunciara en marzo de este año que no iba a renovar su contrato con los grancanarios.

Ese gesto, que se llegó a aplaudir desde muchos despachos del club amarillo, ha desencadenado en múltiples despropósitos que tienen enterrado al equipo en la penúltima posición de la considerada mejor liga de mundo, la misma que costó sudor y millones de euros en volver a alcanzar tras una larga travesía por el desierto y que ahora, dos años y medio después, su continuidad está seriamente amenazada.

Han sido muchos meses de decisiones erróneas, como mantener unos precios de abonos desorbitados que lo único que han hecho es alejar aún más de Siete Palmas a los aficionados amarillos. Unos fichajes de dudosa calidad que pocos saben de dónde han salido, a no ser que trabajen en el departamento deportivo del club o pertenezcan al entorno de los representantes amigos de la entidad que colocan como pueden a todas sus piezas sin pudor alguno. Decisiones en cuanto a los entrenadores que claman al cielo, como no hacer lo posible para retener a Setién mientras otros le amargaban la vida, pretender fichar a un totalmente desconocido De Zerbi del que apenas nadie sabe nada y, después de miles de idas y venidas, apostar por el técnico del filial al que el traje de Primera División desgraciadamente le quedó algo grande. Luego traen a Ayestarán, que viene de fracasar en sus últimos proyectos para reflotar a una nave que está herida de muerte y lo que hace es abrir más el boquete de su casco. Demasiado tardaron los miembros de la comisión deportiva, es decir, el presidente Miguel Ángel Ramírez, en echarlo... un poco más y en diciembre ya hubiésemos estado con un pie y medio en la Segunda División. Es de perogrullo lo que está ocurriendo en el seno del club amarillo y lo peor de todo es que no se detectan síntomas de ilusión hacia una afición que vive de espaldas al equipo.

Lo más gracioso: que nadie tiene la culpa de nada, nadie dimite ni asume las responsabilidades del caos. ¿Dónde está el director deportivo Toni Cruz para dar la cara y asumir su enésimo fracaso?

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