¡Muera la intransigencia!

Es arte, una obra cinematográfica, pero, dada la que está cayendo, no pude evitar preguntarme: ¿no se llevarían hoy detenido a Pepe Dámaso? En esta paranoia en la que vivimos, le podrían acusar de daño moral a una menor, maltrato animal, injurias contra la religión... No sé, la lista podría ser tan larga como inquisidoras las mentes de los arquitectos de la homogeneidad, el pensamiento único, lo políticamente correcto o, sin ir más lejos, la ley mordaza. Y no es que a mí me guste que vayan cortándole el cuello a los animales. No se trata de eso. Lo que reivindico es que dejen de ponerle barreras a la libertad de expresión y de creación.

Una reflexión parecida hizo días atrás la actriz Bibi Andersen sobre aquella escena de la lluvia dorada en Pepi,Luci, Bom y otras chicas del montón, que hoy, 30 años después, aunque parezca un sinsentido, se me antoja más transgresora que entonces. Alaska no tenía ni 18 años. Era menor. Insisto, no sé si hoy esa parte del guion habría sido censurada por un juzgado. Porque hoy, en la España de hoy, se secuestran libros, se detiene a cantantes por sus letras, se abren diligencias judiciales por injuriar a Dios... y se amenaza a directores de cine por lo que puedan o no incluir en sus guiones. Le acaba de pasar a Alejandro Amenábar con un colectivo de veteranos legionarios. Le advierten por si se le ocurre rodar el famoso encontronazo del fundador de La Legión, Millán Astray, con Miguel de Unamuno en la universidad de Salamanca. Yo no sé si el militar gritó aquello de Muera la inteligencia, viva la muerte. Me demanden o no, ¡qué muera la intransigencia!