Borrar
Vea la portada de CANARIAS7 de este martes 17 de septiembre

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

El penúltimo escenario al aire libre fue en el estertor del carnaval, pero se puede extrapolar a cualquier encuentro de jóvenes o a la banda sonora de los locales de moda. Adolescentes imberbes, con acné incipiente y fuego en la entrepierna contorsionándose a un ritmo infernal mientras parafrasean a poetas contemporáneos como Maluma, Nicky Jam o Bad Bunny. Los dibujos ya no son lo que eran... Puede ser que me esté haciendo mayor, así lo evidencia el documento de identidad, pero siempre supe los límites aunque en algunos momento los sobrepasase.

El reguetón no es solo para los puristas una involución en la música (hay gustos para todo), también supone un retroceso en valores de varios siglos. Un paso atrás en forma de música pegajosa y letras malolientes. Sobre los arcaísmos no hay nada más que añadir, cada uno puede comprobar la forma en la que se describe a la mujer en muchas de estas canciones. También el rol del hombre queda en evidencia y nos remonta a las antípodas. Además del mensaje, en las canciones del género también es habitual escuchar a una o más chicas gimiendo satisfechas... Lástima que aún se presten a eso.

Otro punto de análisis es la forma de bailar. En las fiestas se imitan los vídeos, donde chicas aparecen haciendo movimientos sumamente sugestivos y hombres, en su rol de macho dominante, sometiendo a la hembra frotándoles todo. Y esto es bien visto, se ha normalizado y los adolescentes han interiorizado esos roles y formas de conducta.

Personas con cierta madurez, y dudoso gusto, creen que es solo un ritmo bailable de moda sin ningún peligro ni inmoralidad. Los defensores del reguetón consideran que es un ritmo inocente para condimentar festejos. Sin embargo, las canciones tienen un fuerte contenido sexual, machista y violento. Y no siempre el mensaje es bien digerido. Muchas canciones encumbran a villanos y aplauden ilegalidades, utilizando siempre un vocabulario altamente obsceno que cala en los adolescentes como mantras de modernidad y hombría.

Algunos ídolos del reguetón presumen de un pasado ligado a la prostitución, las drogas, el alcoholismo y el vandalismo. Y si no lo tiene, banalizan conductas reprochables; reflejándolos en muchas de sus canciones. No se trata solo de música, es una forma de vida.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios