Borrar
Vea la portada de CANARIAS7 de este viernes 29 de marzo

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Convierte en cotidiano lo extraordinario». Quizá ese sea el elogio, entre la ingente y todas ellas justificadas alabanzas dedicadas, que mejor define a Messi. Y en la continua e insana comparación, es lo que para muchos le ha hecho superar a Maradona en el Olimpo. Mantener durante tanto tiempo un nivel que Diego solo alcanzó en cortas etapas. Porque, y dejando a un lado los colores, el pulso con Cristiano terminó durando poco. Los que argumentaban que el portugués era más completo por su altura, fuerza o velocidad, terminaron entendiendo que esto no es atletismo. Es fútbol. Aquí las cualidades más apreciados residen en la técnica, control o visión de juego. Características dominadas, encumbradas, engrandecidas por la Pulga.

Fueron muchas temporadas elevando estas habilidades al máximo exponente. Sin importar los títulos (una barbaridad, por otra parte), porque en los deportes colectivos nunca va a ser suficiente ser extremadamente bueno si la compañía no te ayuda. Y Leo cuando estuvo bien rodeado dio los trazos definitivos a una obra de arte proyectada en equipo de fútbol. El de Pep. No había rivales y nunca existió tanta belleza conjugada con efectividad para aplastar a sus contrincantes.

Pero llegó el temido final. Ese para el que ningún culé estaba preparado. La relación con la que todos sueñan, la que empezó cuando Messi apenas contaba con 13 años, se rompe y ahora nos quedamos huérfanos. Aunque también la Liga que, aún esperando por Mbappé, termina hincando la rodilla con la fuga de sus estrellas. Sin embargo, los que amamos este deporte debemos sentirnos afortunados por haber sido contemporáneos al mejor equipo y al mejor jugador de la historia. Por haber disfrutado, algunos en vivo, otros en directo, del matrimonio perfecto.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios