Indy, ¿dónde está mi látigo?
En estos días se están conformando los nuevos gobiernos, locales, insulares y autonómicos; esperamos que tengan claro que el Patrimonio Arqueológico no es una película, ni un entretenimiento
Marco Antonio Moreno Benítez / Gerente de Tibicena
Sábado, 1 de julio 2023, 20:17
Esta semana se estrena una nueva película del arqueólogo más conocido del planeta, Indiana Jones, y ya van por la quinta entrega de la ... saga. Tal ha sido su impacto que desde la segunda entrega, Hombres G cantaba aquello de «Indiana Indiana me tienes hasta la...» (dícese de fruta tropical similar al plátano que rima con Indiana), así que imagínense que podrían cantar hoy. Aun así, estamos, estamos seguros, que este nuevo capítulo de Indy volverá a fijar al espectador a su butaca.
Estas cintas han transformado al personaje en el gran embajador de la Arqueología para desgracia de la misma. Quiero pensar que quien va al cine o ve la película en el sillón de su casa es consciente de que la realidad arqueológica actual y pretérita es enormemente distante a la mostrada. Múltiples artículos, reseñas y post destripan estas, avisando al ingenuo espectador de que estamos ante el estereotipo de galán aventurero, de sonrisa pícara y testiculina a raudales, que nada tiene que ver con el desarrollo de la profesión.
Y con cierta razón, es que al final generan una imagen del profesional de la arqueología totalmente falsa, ¡y pasa lo que pasa!, que cuando el público se acerca a un yacimiento a ver el avance de nuestro trabajo, se lleva un chasco enorme. No hay pistolas, tampoco látigos, ni grandes hallazgos, y es que el suertudo del Dr. Jones halla todo aquello que busca totalmente íntegro y perfectamente conservado.
Así, nuestros paisanos ven a un grupo de mujeres y hombres sucios, en posiciones de contorsionistas, con el cogote morado del sol, y donde el equipo de topografía o el drone son las herramientas de campo más sofisticadas, que evidentemente se quedan cortas frente a las motos, aviones y tanques usados por nuestro aventurero. Además, lo tiene relativamente fácil ya que siempre tiene un mapa con una cruz marcándole el lugar donde está su tesoro.
En cambio, la profesión trabaja en el campo, investiga en el laboratorio, inventaría los restos documentados, los analiza y estudia, vuelve al campo, revisa toda la información disponible, lee y relee, escribe sus conclusiones y resultados; pero no descubre.
Indiana Jones, más que un arqueólogo, es un expoliador
Y es que Indiana Jones, más que un arqueólogo, es un expoliador de manual que trabaja para una superpotencia en busca de tesoros para sus museos, pisoteando, si hiciera falta, a la población local. Tampoco hemos visto a Indy sacar una autorización a la administración correspondiente para trabajar en un lugar concreto. ¿Para qué lo va pedir si con el látigo se abre camino? A mamporros si hiciera falta, vuelve la testiculina.
Además, hace gala de una hipersuficiencia descomunal, ya que no solo hace el trabajo bien y en condiciones que ningún responsable de riesgos laborales aceptaría, sino que no necesita a nadie, o a casi nadie, alguna ayuda menor quizás, frente a los pobres equipos de arqueología actual, donde lo importante son la creación y mantenimiento de equipos formados y perfectamente ensamblados. Y por supuesto, finalmente se lleva el tesoro en una bolsita, sin embalaje, ni nada, a pelo. ¿Para qué necesitas personal de restauración teniendo esa mochila? Eso me pregunto yo.
Nadie cree a día de hoy que la Arqueología es así
Creo que nadie cree a día de hoy que la Arqueología es o fue así, sobre todo en su componente sobrenatural. Desde luego no hemos visto ni Arcas de la Alianza, templos malditos ni mucho menos objetos con poderes sobrenaturales. Lo más raro, quizás, la existencia de políticas patrimoniales atinadas y sostenidas en el tiempo, intervenciones arqueológicas bien financiadas o una sociedad civil preocupada por su Patrimonio Cultural.
En estos días se están conformando los nuevos gobiernos locales, insulares y autonómicos; esperamos que tengan claro que el Patrimonio Arqueológico no es una película ni un entretenimiento. Es un derecho y una necesidad que debemos atender profesionalmente, y no como una aventura. Con proyectos y programas a medio largo plazo. Creando empleo, directo e indirecto, enriqueciendo nuestra oferta cultural, turística y educativa. Y por supuesto, que nos haga sentirnos orgullosos, de lo que fuimos y de lo que somos.
En cualquier caso, yo iré a ver la nueva peli del amigo Indy, y de allí, a comprarme la mochila y el látigo, ¡que nunca se sabe!
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