Mano de obra sin esperanza

Hasta aquí ninguna novedad. En una tierra que te enseña a ser turista para explotarte mucho mejor, lo último que se desea es servir a tus semejantes. Pero la letra pequeña aporta otra razón: no existen viviendas a precios asequibles en las zonas turísticas, que es donde se reclaman los puestos de trabajo. Sin embargo, obvia el informe otros factores que explican la huída de esos puestos de trabajo, como la laxitud en el uso del tacógrafo con el fin de extender las jornadas laborales en el transporte o que abunden los sueldos a esa media jornada de doce horas de la que hablaba recientemente un empresario.

Pero hay una razón adicional que explica la falta de atractivo de esos puestos de trabajo. Basta un paseo por Las Canteras para darse cuenta de que la oferta gastronómica de la joya de la corona es fundamentalmente pizzas y hamburguesas regadas con litros de cerveza, productos, todos ellos, que revelan el ínfimo poder adquisitivo de los que nos visitan. En este sector, para obtener un beneficio, las empresas necesitan una mano de obra extremamente barata, capaz de trabajar sin descanso y que no tenga la más mínima esperanza en el futuro. Y puede que sea este último el factor determinante para no entrar en ese supuesto mercado laboral.