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Hace años que empezó el laminado, loncha a loncha, en torno a la vivienda y casi sin darnos cuenta nos encontramos en una situación ... asfixiante para buena parte de la ciudadanía.
Mientras se mantuvo al turismo encerrado en el parque temático del sur la cosa fue más o menos distendida. El problema es que, al abrir la cerca, se extendió por todas partes y hoy ni las personas jóvenes se pueden emancipar ni las familias encuentran un alquiler o una vivienda asequible para vivir.
Especialmente las capitales isleñas hicieron lo indecible para atraer al «turismo urbano», y de aquellos polvos estos lodos.
No es la vivienda vacacional, que contribuye, evidentemente. Basta ver el gigantesco número de edificios de nueva construcción o rehabilitados que se dedican al alquiler turístico para comprobar que hoy tener un techo entre La Isleta y Guanarteme es casi un milagro.
Ayer 30 organizaciones salieron a la calle para reivindicar el derecho a una vivienda digna y pidiéndole al Gobierno de Canarias que deje de hacer política cosmética y tome cartas en el asunto. En las islas hay más de 200.000 viviendas vacías, mientras la lista de solicitantes de una vivienda alcanza casi la misma cifra. Cáritas ya ha alertado de que ni trabajando se sale de pobre. Tampoco un salario medio en las islas da para acceder a tener un techo digno. Pero la vivienda no es un derecho fundamental y mientras siga siendo así el problema, no solo se enquistará, sino que seguirá creciendo porque la especulación no tiene límites.
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