La situación a la que ha llegado el país, con un presidente pensando si abandonar el cargo debido a presiones manifiestamente ilegítimas, debería hacernos ... reflexionar sobre cómo se ha llegado a este momento. Tal vez haya sido mediante esa estrategia que, en la teoría de los juegos, se conoce como el método del salchichón.
La técnica consiste en dividir cualquier tarea en sus partes más pequeñas, de tal forma que llevarla a cabo resulte considerablemente más cómoda que pretender afrontarla toda de una sola vez. Si usted tiene que hacer frente al pago de una deuda de 30 euros al final de mes, si reserva un euro cada día la cosa le será más llevadera que pagarlo todo junto. La cantidad final será la misma, en esto no hay truco.
El método del salchichón se puede aplicar a cualquier clase de tarea, incluidas las políticas. Entonces, la estrategia consiste en ir introduciendo una idea o actitud que pase desapercibida, pero que a lo largo del tiempo transforme el sistema de arriba abajo. Se comienza flirteando con la 'simpática' idea de que las mujeres quieren subyugar a los hombres o que los rivales políticos son los amigos de la ETA y, loncha a loncha de salchichón, el fascismo se te cuela en la vida pública, en los medios de comunicación y, también, en los supuestos encargados de impartir justicia.
Que parte de culpa la tiene el PSOE es una obviedad: mantener la ley mordaza o permitir la violencia que hemos visto contra algunos manifestantes o el acoso a dirigentes de Podemos viene a demostrar que sus lonchas han aportado a la causa. Pero se trata de una culpa menor si se la compara con el contubernio de togas, políticos y medios de comunicación que se han prestado a hacer de la vida pública un lodazal tan pestilente que es comprensible que uno tenga la tentación de mandar a España al carajo.
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