Cuando tu casa es un «destino»
El movimiento 'Canarias tiene un límite' vuelve a llamar hoy a las calles a la ciudadanía de las islas. Una consigna que expresa ... el hartazgo de una parte de la sociedad ante lo que representa vivir en un «destino» y no en una tierra que una pueda sentir como su casa.
Hace décadas que quienes vivimos aquí, más que vecinos y vecinas, somos «extras» de una película en la que todo es pura fachada. Nuestras aguas «cristalinas» están llenas de vertidos fecales. La soberanía alimentaria es el unicornio que hay que encontrar en este juego de pokémons en el que hemos convertido muchas de las zonas más emblemáticas del archipiélago. Por este rally, aquel festival… qué más da: somos capaces de cargarnos la flora y la fauna autóctonas sin pestañear. Es más, somos tan espléndidos que, siendo los últimos en energías renovables, cuando apostamos por ellas nos cargamos el poco suelo dedicado ya a la agricultura por estos lares.
A todo ello se une que la clase política dirigente apuesta por un «turismo de calidad» de boquilla, mientras no para de abrirle los brazos al 'low cost' en todas sus formas. Se llenan la boca de sostenibilidad mientras hipotecan el territorio y los recursos públicos para sostener un modelo que no nos saca de pobres.
Y así hemos llegado al punto en que encontrar una vivienda digna, una playa limpia de microalgas o un kilo de plátanos a menos de 3 euros se ha vuelto una utopía. Lo barato sale caro, decía mi abuela. Por algo será.
Da igual si la foto de la manifestación impresiona o decepciona. Las razones siguen ahí. Y son incontestables.
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