De lluvia fina a chaparrón
Frecuencia Modulada ·
«Canarias tiene que parchear con rapidez todas sus grietas para estabilizar a unos 42.500 interinos»
Como el cartero, las goteras son esa pesadilla recurrente que toca en la puerta cuando menos lo esperas. «De esta vez no pasa», piensas cuando escuchas el insomne y machacón sonido en los baldes repartidos por el salón. Una noche sin dormir por esa tortura china da para mucho, aunque la experiencia dicta que la promesa de impermeabilizar «mañana mismo» el techo queda en nada desde que vuelve a salir el sol. Y en las islas llueve sobre mojado: la Comunidad Autónoma lleva demasiados años sin echar tela asfáltica y una buena pintura en sus azoteas, por lo que ahora la humedad amenaza hasta sus cimientos. ¿Cómo afrontará Canarias la gestión del chaparrón de millones que caerá desde Bruselas con una plantilla de empleados públicos que hace aguas por todas partes?
El análisis exhaustivo de las RPT de las consejerías del Gobierno regional evidencia que la lluvia fina de décadas sin oposiciones públicas para reforzar el funcionariado ha calado en cada pared del entramado autonómico. Ni Derecho Sociales tiene manos para afrontar el diluvio de expedientes de dependencia, ni Obras Públicas ingenieros para hacer proyectos que reconduzcan las aguas, ni Transición Ecológica cuenta con personal especializado para encauzar la riada de peticiones para instalar energías limpias. «Plink, plink, plink...», suenan cansinas las gotas que se cuelan por cada rendija.
El efecto de la pereza del Ejecutivo autónomo para atajar estas humedades tiene como primera expresión que Canarias sea la comunidad autónoma y la administración española con mayor porcentaje de personal interino. En las islas, cuatro de cada diez trabajadores públicos es temporal, un 41% que se encuentra a años de chubascos del objetivo del 8% que el ministro Miquel Iceta quiere alcanzar en 2022. Dicho de otro modo, Ejecutivo, cabildos y ayuntamientos del archipiélago tendrían que parchear con rapidez todas sus grietas para estabilizar a unos 42.500 empleados públicos en meses.
A la dificultad de esta obra de urgencia para acabar con goteras históricas se suma el inconveniente de que el hombre del tiempo anuncia nubarrones con la llegada del dinero Next Generation. Cualquier constructor aconseja que la zona de trabajo esté bien seca antes de actuar, pero en Canarias no queda otra que afrontar las filtraciones de aguas con el nivel freático por los tobillos. Habrá que contratar a destajo más personal interino y dejar que el agua siga corriendo. Toca preparar más cubos y acostumbrarse a no pegar ojo.
