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Lágrimas al sol

Viernes, 29 de diciembre 2017, 08:09

Su suerte será nuestra suerte, la poca suerte que nos queda después de tantos despropósitos, porque a veces la suerte se busca y otras veces se encuentra, o no es más que la suma de todo lo que hacemos, entrenadores (dos, que se dice pronto) que después de ser anunciados nunca llegaron, improvisaciones de última hora, fichaje de un preparador con uno de los peores curriculum del fútbol patrio, y luego jugadores que se van dos días antes de que empiece la Liga y jugadores que vienen y uno casi no los ha visto sobre el terreno de juego. Esa es nuestra suerte actual, nos guste o no nos guste es la única que tenemos.

Pero nuestra suerte ahora es la de Paco Jémez. Me gustó mucho ese entrenador cuando empezó en Las Palmas. Fue valiente, jugaba al fútbol que nos gusta y dio salida a la cantera. Pero luego creo que no fue capaz de administrar su propio éxito y pecó de soberbia, de no saber rectificar cuando fuimos sumando goleadas y aquel sistema ya no era tan efectivo. Ahora llega de nuevo. Lo digo otra vez: tuvo que haber venido antes, desde el partido contra el Alavés, porque estaban en juego nueve puntos importantes de los que solo sumamos uno. Pero lo que no me gustó fue la puesta en escena. Me explico: tú llegas al aeropuerto y sabes que te van a estar esperando las cámaras de televisión y los fotógrafos, por tanto tú eliges la imagen que quieres transmitir. Paco Jémez casi llegó vestido de Bruce Willis en Lágrimas al sol, con pantalones de maniobras militares, y con pose de sargento de milicias. Y no era esa la imagen que uno tenía de los entrenadores de Las Palmas. Le enseñaría a Jémez fotos de Molowny, de Sinibaldi, de Heriberto Herrera, de Miguel Muñoz, de Roque Olsen, de Ruiz Caballero, de León, de Germán o más recientemente de Quique Setién. Para mí un entrenador tiene que transmitir el señorío del club que representa desde un segundo antes de estampar la firma en su contrato. Roque Olsen imponía respeto sin tener que vestirse de Rambo, y que le pregunten a los más veteranos por Heriberto Herrera, y qué les digo de Miguel Muñoz, esa es la imagen que uno tiene de un entrenador de Las Palmas, la que vi en mi infancia, la de un caballero elegante en los banquillos. Le deseo toda la suerte a Jémez, toda, más de la que él se imagina porque mi único anhelo deportivo para 2018 es que las Palmas se quede en Primera, pero no me gusta esa imagen para el señorío histórico de mi equipo y para la memoria de todos los grandes que le precedieron. No había firmado, vale, pero sabía que esa iba a ser la imagen que saldría en todos los medios .

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