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Lagarto gigante y pinzón azul

Lagarto gigante y pinzón azul

Tribuna libre ·

Estamos ante otro nuevo capítulo de la historia del boicot que padece desde hace ya tantos años la conservación del pinzón azul de Gran Canaria

PASCUAL CALABUIG Biólogo veterinario

Viernes, 27 de noviembre 2020, 06:56

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Hace unos pocos días trascendía a la prensa la agradable noticia de que medio centenar de ejemplares de lagarto gigante de El Hierro (Gallotia simonyi), criados en cautividad, acababan de ser liberados por el Cabildo de esa isla (CANARIAS7, 20 de noviembre de 2020).

Al respecto de ello me permito hacer algunas interesantes reflexiones.

Criar en cautividad especies muy amenazadas y en peligro de extinción es una estrategia que, bien realizada y complementada con otras medidas de gestión del hábitat, puede suponer un enorme empuje en la conservación de esas especies. Es por ello que, desde aquí, felicito a los herreños por esa liberación que, seguro, pone la guinda a un oneroso proceso de cría. El Plan de Recuperación del que dimana el proyecto de cría en cautividad del lagarto gigante herreño se aprobó por el Gobierno de Canarias, encargado también de su redacción, en 2004 y caducó en 2009. Desde entonces se está a la espera de que se apruebe un nuevo Plan, como exige la legislación, pues la especie sigue catalogada en 'peligro de extinción'.

Como resulta lógico, la tarea de cría y liberación no se puede paralizar por no existir un nuevo Plan, que ya lleva un retraso nada desdeñable de once años. Y hace muy bien el Cabildo de El Hierro en continuar haciendo las cosas bien, criando con diversidad genética y liberando en las mejores condiciones, en los lugares que los especialistas hayan elegido como los más aptos, en este caso los derrubios de la Punta de Agache, al norte de la isla del Meridiano. Eso se llama defender el patrimonio natural.

Como responsable de la cría en cautividad de otra especie en peligro de extinción, como es el pinzón azul de Gran Canaria, no deja de producirme una sana envidia comprobar que, en otras islas, los proyectos de cría en cautividad siguen desarrollándose sin mayor problema, finalizando en liberación el arduo trabajo de crianza de animales salvajes. Y digo esto porque, en la presente y muy complicada temporada, los escasos seis ejemplares de pinzón azul que nuestro Cabildo, a duras penas, ha logrado criar en el geriátrico de Tafira, van a quedarse con las ganas de volar en el pinar de la cumbre. Podrían así incrementar la incipiente población de pinzón azul que allí se ha logrado establecer, precisamente, gracias a la cría en cautividad.

Y no será por falta de solicitarlo por escrito en tiempo y forma. Tal y como también se hizo para reponer esta temporada, tras ocho años de continuo e ilegal boicot, el obligatorio remozamiento del plantel de cría en Tafira.

La excusa esta temporada para no dejarnos liberar los seis ejemplares criados, así como para no enriquecer el plantel y ser eficaces en el gasto de dinero público, parece estar en que el Plan está caducado. Pues sí, caducó el año 2018 y el del lagarto gigante de El Hierro caducó, como ya dije, en 2009.

Soberana contradicción que debiera hacer sonrojar a sus responsables. O más bien no, pues, a pesar del ridículo y escarnio público, al que parecen estar ya acostumbrados, consiguen su mezquino propósito de entorpecer, una vez más, el trabajo del Cabildo. Como ese son ya centenares los ejemplos que podría citar. Y no pasa nada.

Pero qué hacemos con los animales criados y listos para liberarse en octubre pero que ya, tan avanzado el acortamiento de los días, no resulta posible? Dejarlos encerrados. Mezquino objetivo boicoteador conseguido una vez más por este 'Equipo A'.

¿Congelamos el afán de las parejas y hacemos un Kit Kat reproductor, tan largo como la manifiesta lentitud de la Oficina de Biodiversidad? Sin duda estamos ante otro nuevo capítulo de la historia del boicot que padece desde hace ya tantos años la conservación del pinzón azul de Gran Canaria.

A eso ya casi nos hemos acostumbrado. A lo que espero que nunca nos acostumbremos como sociedad, es a mirar para otro lado y hacer como que no pasa nada, tal y como me solicitaron en reiteradas ocasiones mis superiores en el Cabildo y manifestó, hace muy poquito, nuestro director general, don Manuel Amador, en una entrevista de radio donde dice que está todo perfecto y no hay problema alguno con el Gobierno de Canarias. ¡Vergonzoso!

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