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La tele independentista canaria

La tele independentista canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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Unas imágenes en las que se puede observar un piano lacado con una bandera canaria de las siete estrellas verdes, Piano canario irregular, obra del recientemente fallecido Juan Hidalgo que se encuentra en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), ilustran una noticia de un informativo. La locutora destaca, sin anestesia, sin matices, que se trata de «la bandera independentista canaria».

No fue en Telemadrid ni tampoco en 13TV. No es un video editado poro por el periódico de Eduardo Inda o la radio de Federico. No se trata de una denuncia de Ciudadanos, formación política que vio brotes independentistas cuando en la campaña del 30 de mayo, Día de Canarias, se hablaba de «país», o rechaza que en el texto del reformado Estatuto de Autonomía se hable de identidad canaria. Nada de eso. Semejante comentario se produjo en el informativo de la televisión canaria. La nuestra, la tuya y de aquel.

Lo denuncié en Twitter sin que nadie de la cadena autonómica, la que pagamos todos y todas con nuestros impuestos, se molestara en dar explicación alguna ni rectificar el desaguisado. Igual consideran que actuaron correctamente en el tratamiento de la noticia, que no metieron la pata, que efectivamente se trata de la bandera independentista.

No sé quién redactó, tan torpemente, la citada información, pero con un mínimo de conocimiento de la realidad de las Islas, no hace falta ser una lumbrera, debería saber que esa bandera –la tricolor con siete estrellas verdes- aunque no es la oficial, es apoyada, al menos, por Coalición Canaria, Podemos y Nueva Canarias, partidos que conjuntamente, suponen el 50% de la representación en el Parlamento de Canarias; ninguno de ellos propone la independencia en sus programas.

Y, sobre todo, debería conocer –el tema ha llegado en fechas muy recientes a debate parlamentario, por los intentos de autoridades estatales de prohibir el uso de la misma en los recintos deportivos- que son cientos de miles de hombres y mujeres de Canarias los que se identifican con la misma, al margen de sus posiciones políticas e ideológicas. Como se puede perfectamente observar en las más variadas fiestas populares y en distintos eventos deportivos.

Cierto que también, con todo su derecho, la apoyan los independentistas, de momento bastante minoritarios en su implantación social y en sus resultados electorales. Pero no solo. Es una enseña que representa y es sentida por un espectro mucho más amplio de gente.

Juan Hidalgo realizó otra obra similar a la mencionada en la información de la televisión canaria, con una bandera republicana lacada en un piano, que forma parte de la colección del museo de arte Reina Sofía, en Madrid. No sé si de haber sido nombrada esa escultura en el informativo se hablaría de «la bandera comunista» o de «la enseña de los rojos», para estar a la altura del comentario realizado sobre la tricolor estrellada.

La tele canaria se comporta con frecuencia como un auténtico pollo sin cabeza. Sin dirección, sin pluralidad informativa, sin calidad en su programación, que le hace perder prestigio, debilitarse y ser fácilmente cuestionada por los que desearían su inmediato cierre. Entre los que no me encuentro. Considero que Canarias necesita un potente medio público que ayude a desarrollar nuestra industria audiovisual, colabore en la cohesión del Archipiélago e informe sin sectarismos ni pleitesía alguna al gobierno y al presidente de turno.

Fue una auténtica chapuza, en los primeros meses del año 2015, con la legislatura agonizando, la elección y constitución de su Consejo Rector sobre la base del Parlamento de entonces, cuando había elecciones en el mes de mayo y se sabía que se produciría una sensible modificación de su composición, con la posible entrada de nuevos partidos. Y, sobre todo, llevando a cabo un reparto del órgano en función de cuotas partidarias, en lugar de buscar un acuerdo en la Cámara canaria sobre personas cualificadas para ejercer esa responsabilidad, sin necesidad de adscripción partidaria alguna.

Señalé entonces en mi blog La Tiradera que «el espíritu de la Ley ha sido claramente violado por la mayoría de las fuerzas parlamentarias de Canarias. En el texto se apuesta por un equipo profesional, muy cualificado, con acreditada experiencia, para abordar las grandes tareas que corresponden al nuevo organismo. Y, en ningún momento, se señala que este responda a cuotas partidarias».

El resultado, el desastroso resultado, está ahí: veinticuatro meses con dos vacantes en un órgano integrado por cinco miembros (una de ellas convertida en heroica defensora del servicio público frente a los que han hecho del negociete y la falta de transparencia su razón de ser), una gestión penosa de su máximo responsable, una televisión en caída libre. Y sus autores se empeñan en prolongarlo en el período próximo. Parece que quieren situar a la radiotelevisión pública en crisis permanente.

Similar actitud, reparto por cuotas, cambio de estampitas o, si lo prefieren, colocación de amigos en el echadero, es la que han aplicado las mismas formaciones políticas, CC, PSOE y PP, en la conformación de los órganos que emanan del Parlamento: Audiencia de Cuentas, Consejo Consultivo y Diputado del Común. Con el agravante de la escasa presencia de mujeres entre las personas aspirantes. Una vez más, hay un abismo entre las palabras y los hechos: la paridad ni está ni se la espera. Comparto que Podemos se haya negado a una declaración institucional de la Cámara sobre el 8 de Marzo, planteada horas después de que el Parlamento pasara muy solemnemente de las mujeres a la hora de constituir esos órganos, y que hubiera resultado un auténtico ejercicio de cinismo institucional.

Evidentemente es una broma el título del artículo, La tele independentista canaria. Nuestra televisión no lo es, no debe serlo, sino cumplir estrictamente con las funciones que se le estipulan al servicio del conjunto de la sociedad canaria. Como tampoco lo es, independentista, la bandera con las siete estrellas verdes cuyo valor y presencia en la sociedad de las islas parecen, desde el medio de comunicación audiovisual público de nuestra Comunidad, ignorar por completo.

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