La épica de David contra Goliat
La duda es un bicho persistente. Una vez te pica, su veneno se extiende con tal rapidez que olvidas las sólidas razones que te llevaron a tomar una decisión. «¡Tengo que gritar a pleno pulmón que nos están robando dinero para dárselo a Cataluña!», decide Fernando Clavijo antes de sopesar que su berrido dejará a Pedro Sánchez tan sordo como para no escuchar el llanto del presidente canario desde La Mareta. Ni cartas, ni mensajes de textos, ni llamadas...¿estarán rotos los puentes con La Moncloa para lo que resta de legislatura? Dudas y más dudas.
Esa disyuntiva comenzó a revolotear por la cabeza de algún dirigente nacionalista cuando el Gobierno de Canarias se plantó ante Fomento y se negó a firmar la adenda sobre la deuda de carreteras en los términos de manostijeras Ábalos. El Ejecutivo de Clavijo reclama 200 millones de euros más que «son de las islas» por sentencia judicial firme, pero también debe asumir que el feo al PSOE comporta pagar cara la factura del cabreo del ministro.
Ese malestar del equipo de Sánchez con CC ha crecido en las últimas semanas al mismo ritmo que el presidente canario ha ido elevando el tono de sus recriminaciones al Gobierno socialista. Gota tras gota, el vaso de Sánchez se ha ido llenando hasta el punto de que hoy por hoy los puentes entre Canarias y el Estado parecen rotos, dinamitados por una escalada de tensión similar a la que emprendió hace unos años Paulino Rivero contra el primer gobierno de Mariano Rajoy con José Manuel Soria como escudero canario. ¿Salió algo bueno de esa etapa?
Enfrentarse a pecho descubierto con el Ejecutivo central tiene un punto poético. Quizás Clavijo busque más el apoyo tradicional a los débiles que conseguir realmente que Madrid mande el dinero comprometido. Rédito electoral, en lenguaje político. La épica de David contra Goliat vende, pero la leyenda no cuenta las dudas que sufrió el joven hebreo cuando se enfrentó al gigante filisteo con su honda.
El salto al vacío de CC sólo se explica por la convicción firme de que la legislatura nacional está agotada y de que los pactos de derecha serán el futuro inminente. Clavijo sabe muy bien que llegado a un punto, será muy difícil reconducir las relaciones con Sánchez, sobre todo cuando el líder socialista está dispuesto a casi todo para lograr el respaldo de los independentistas catalanes a sus presupuestos. Esa es la prioridad del líder del PSOE y no habrá carta o SMS que le provoque dudas. El bicho sólo pica al propio Clavijo y, en menor medida, al sufrido Ángel Víctor Torres. La factura del antídoto la pagaremos todos.