Imprudentes e ineptos
Papiroflexia ·
La ciencia ha permitido vacunas eficaces y seguras en un tiempo récord. Habrá para todosEl que se acostumbra a ser impaciente en la vida puede llegar a convertirse en un peligroso imprudente. Todo el mundo se impacienta en algún momento, pero si perdemos los nervios, nos relajamos o nos convertimos en imprudentes, las consecuencias pueden ser nefastas una vez más porque están relacionadas con la frustración y la irritación de volver a dar un paso atrás. Y ya hemos dado demasiados. Ha vuelto a pasar en Semana Santa, como antes sucedió en fechas de carnaval, navidad o verano. Imprudentes desmemoriados.
La vacuna es el principal instrumento para salir de la pesadilla que estamos padeciendo desde hace más de un año. Pero, como todo en esta pandemia, viene rodeada de incertidumbres y teorías conspiranoicas que alimentan la desconfianza de una población agotada, irascible, desesperada. Esa falta de certezas engorda un caudal de informaciones de todo tipo, a veces contradictorias, confusas o falsas. Y los ríos de información dificultan el conocimiento de la población. Los medios de comunicación tenemos una responsabilidad como altavoces, pero son las instituciones y sus gestores los que han contribuido, por prisas o ineptitud, a la desconfianza sobre la única oposición al virus.
Porque, a pesar de la impaciencia, debe quedar claro que la ciencia ha permitido vacunas eficaces y seguras en un tiempo récord gracias a una inversión pública y privada sin precedentes. La eficacia de las vacunas disponibles alcanza el 95% y son seguras: más del 98% de los efectos secundarios de las vacunas del covid son leves. Pero, ante cualquier sospecha, se deben tomar decisiones sin ambages ni atisbos de duda.
Es cierto que dependemos de la capacidad de fabricación y la política de distribución de entidades supranacionales, con más poder que los propios estados; de los intereses de las farmacéuticas, que juegan con las reglas del mercado y obligan a contratos de confidencialidad. Es por esto por lo que sigue haciendo falta más transparencia y liderazgo a todos los niveles. Sin embargo, con todos los condicionantes y la impaciencia de una población que está llegando al límite por hastío o inanición, ha sido la mala gestión de la comunicación lo que más ha alimentado la incertidumbre.
El mejor político es aquel que transmite al conjunto de ciudadanos lo que deben oír, no lo que algunos quieren escuchar. Lo que debemos saber es que las vacunas son seguras y cuándo nos vacunarán. Habrá para todos, no sean impacientes.