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¿Importamos un carajo?

¿Importamos un carajo?

Ultramar ·

No saben, no quieren, no pueden. Cualquiera de los tres supuestos los desenmascara

Sábado, 21 de noviembre 2020, 07:29

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Conste que lo de titular entre interrogantes es simplemente por hacer una concesión al beneficio de la duda, porque lo que pide el cuerpo es pronunciar una contundente afirmación visto lo visto, una vez más. Por no decir que también pide ponerse faltón, tras comprobar que la formalidad y las buenas palabras con que desde aquí se han acompañado las legítimas reclamaciones no han servido para nada.

El 12 de septiembre, cuando la situación ya estaba más que caliente, escribí en este mismo espacio un artículo que titulé 'Insolidaridad nacional' en el que hacía un somero recorrido por distintos desplantes sufridos por estas islas en un breve espacio histórico de tiempo como consecuencia del no querer, no saber o no poder del Gobierno central para con nuestras necesidades. Cualquiera que sea el supuesto, los dirigentes metropolitanos quedan desenmascarados.

En aquellas letras recordaba el origen de la ley del REF de 1972, la descolonización del Sáhara en 1975 y también la censura a Saavedra en el 93 como respuesta a la ceguera del Ejecutivo español.

Hoy vuelve a incumplirse el REF, los tambores de guerra se escuchan nuevamente en el Sáhara, gobierna un socialista y el comportamiento del gobierno del Estado para con este archipiélago es un no querer, no saber o no poder. Insisto, cualquiera que sea el supuesto, lo desenmascara.

Aquí están pasando demasiadas cosas y hacen falta respuestas y atención. La pandemia no nos ha arrasado sanitariamente pero sí económicamente. Somos la comunidad más afectada. El casi cero turístico dispara los parámetros de pobreza, paro, desigualdad, listas de espera, fracaso escolar, que ya encabezábamos antes de la irrupción de la covid-19. Y con todo, una crisis migratoria en la que se nos usa como un simple peón de la estrategia europea. Desbordados y sin capacidad asistencial toca 'mamarnos la tranca' por aquello de evitar el 'efecto llamada', recurrente argumento no comprobado, dice el propio periódico 'El País', que nos aboca a ser islas cárcel de desesperados que anhelan un vida mejor, mientras en la Península, por no hablar de Europa, el 60% de las plazas asistenciales están vacías.

Lo que estamos viendo en Arguineguín, lo de poner en la calle sin asistencia a inmigrantes, sin que aún se sepa de quién partió la orden, y todo lo demás, exigían respuestas hace tiempo. Ahora andan con prisas. ¿Les importamos un carajo?

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