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Impacto paisajístico

«El proyecto Chira-Soria, oportunidad para resolver el debate entre desarrollo y preservación de nuestros valores»

Jueves, 1 de enero 1970

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Desde su irrupción en el planeta Tierra el ser humano ha moldeado el paisaje atendiendo a sus necesidades. Una veces de manera nimia y otras con exacerbada agresividad, sobre todo en la etapa histórica más reciente. Hemos vivido de espaldas al paisaje, seducidos por un sistema que obliga al crecimiento constante, ajeno a la destrucción medioambiental que ello pueda conllevar, y se ha ignorado que el paisaje, el territorio en el que se desarrolla la vida de un pueblo, forma parte de su identidad. Les aconsejo la lectura de la ponencia Paisaje e identidad, que el geógrafo Rubén Naranjo presentó en el 1º Congreso Autonómico Progreso e Identidad Canaria.

Incontestablemente el equilibrio entre progreso y preservación de lo virgen no es sencillo; pero, es indudable que se precisa la búsqueda de alternativas que minimicen los daños. Una pasa por la producción de energías limpias que atenúen el calentamiento global. Y como quiera que la dependencia de Canarias de los combustibles fósiles es total, no hay que demorar la generación de energías alternativas. Pero hete aquí que éstas también precisan de tendidos e instalaciones que impactan y agreden al paisaje.

Jesús Quesada nos lo ha contado estos días en las páginas de este periódico, más de la mitad de la línea eléctrica de alta tensión para la evacuación de la energía que genere la central hidroeléctrica de Chira-Soria, la gran alternativa de Gran Canaria a los combustibles fósiles, discurre por el macizo de Tauro, una Zona de Especial Conservación, con torretas de 37 a 63,5 metros de altura. Dicen los redactores del proyecto que esta propuesta es la menos impactante y «evita la afección a hábitats de interés comunitario» y «minimiza los impactos ambientales, sociales y territoriales».

Conocida la información, numerosas voces han clamado por el soterramiento del tendido, lo que dispararía los costes, además de que hay quienes dicen que esto provoca daños a especies endémicas. Conviene saber que, a día de hoy el Ministerio de Industria no ha habilitado partida alguna para este proyecto que, por cierto, se ha encarecido sustancialmente, con respecto a las cifras iniciales. ¡A ver si estamos ante otra gran propuesta que queda en nada!

Teniendo presente las movilizaciones contra el tendido a Vilaflor por la corona forestal tinerfeña, la contestación majorera contra la línea eléctrica aérea al sur de la isla, las quejas de alcaldes contra la proliferación de parques eólicos en gavias y espacios naturales o el pintado de rojo y blanco de torretas; es evidente que hay que abordar concienzudamente la situación y que, de una vez, retomando palabras del profesor Rubén Naranjo, el paisaje no sea alegremente despachado en nombre de intereses superiores, más consistentes o de mayor peso económico. El proyecto Chira-Soria es una magnífica oportunidad para resolver con valentía el debate sobre cómo compatibilizar desarrollo/crecimiento y preservación de nuestros valores. Y ahí la responsabilidad compete, preferentemente, a los políticos.

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