Borrar
Directo La gestión migratoria y la vivienda vacacional, a debate en el Parlamento canario

'Hierro'

Del director ·

Refleja la plasticidad de los paisajes pero deja claro que vivir en una isla tiene sus peajes

Miércoles, 17 de marzo 2021, 06:36

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

Aterricé como por casualidad en la segunda temporada de la series 'Hierro', de Movistar. Por casualidad porque no habiendo visto de la primera más que el episodio inicial, lo fácil en esta segunda habría sido pasar de largo. Pero esto de darle al mando al azar tiene a veces la virtud de tropezar con algo que te atrapa.

Para empezar, es de agradecer que Movistar haya respetado la filosofía clásica de un serial. A saber: que se debe consumir en dosis semanales. El concepto del maratón de series no deja de ser una manera de convertir un producto estructurado por entregas en una película de muy larga duración. Es como si a las novelas también por entregas del siglo XIX les cuestionásemos su arquitectura episódica, cuando es así como nacieron. De hecho, cada episodio debe tener su singular armazón, con su clímax propio, de manera que solo el conjunto consumido en dosis aisladas da la visión global. Lo contrario no deja de ser una sobredosis, que ya se sabe que son poco recomendables.

Ya en cuanto a la historia y la puesta en escena, 'Hierro' bebe de muchas fuentes: por ahí se dejan ver huellas de 'La isla mínima' de Alberto Rodríguez, sobre todo en el uso (y cierto abuso) de los drones; la influencia del lugar en los personajes e incluso la configuración del sitio como un actor más, lo que nos lleva a 'Fargo' (la película, por supuesto) y algunas series nórdicas, y ese duelo actoral entre Candela Peña y Darío Grandinetti que rememora cuando Michael Mann sienta frente a frente a Robert de Niro y Al Pacino en 'Heat' para filosofar sobre la certeza de que, siendo tan antagónicos, se complementan.

Pero más allá de todo eso, 'Hierro' es el mejor vehículo promocional de una isla. Ojo, con sus pros y sus contras. Porque al tiempo que se refleja la plasticidad de los paisajes herreños, queda claro para el espectador que vivir en una isla tiene sus peajes. Desde la pérdida de privacidad al hecho de que el catálogo de servicios es algo limitado.

El pasado lunes, en una entrevista en 'La resistencia', Candela Peña resumió su especial relación entre el odio y la devoción con la isla de El Hierro. Porque llegó para un rodaje de tres meses y se vio encerrada allí durante siete meses por las exigencias de la pandemia, con una dolencia incluida que la llevó a ser tratada con morfina para paliar los estragos.

Ahora que tanto se echa de menos al turismo, habrá que ir pensando en cómo premiar a quienes parieron la idea de 'Hierro'. Pocas veces un destino ha tenido una propaganda de tanta calidad.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios