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El recordado e influyente periodista italiano Indro Montanelli, en una reflexión muy sugerente, resaltaba como la seguridad ha sido la componente esencial de la existencia de los estados. Garantizar que la ciudadanía pueda cumplir con sus deberes y acceder a sus derechos lo es de los estados de derecho modernos. La institución de unos cuerpos de seguridad pública, fundados por leyes, regulados por normas de organización y funcionamiento, se ofrecen como verdaderas señas de identidad de un estado, o de una comunidad determinada. Su sola presencia habla de un lugar y una época, pero también de unas situaciones muy determinadas. Esa necesidad de garantizar lo público, la vida ciudadana, se plasmó, a través de los siglos, en muy diversas fórmulas, aunque no siempre en concordancia con los intereses de la ciudadanía en su conjunto.
Por ello, la aparición de estados modernos, de naciones con vocación de estados de derecho, se conjugó con la búsqueda de unos cuerpos de seguridad que atendieran el bien general. Quizá, en alguna medida, es el precedente en España de los Reyes Católicos, que, entre las medidas modernizadoras que tomaron, estuvo la creación de la denominada 'Santa Hermandad', instaurada, según señala Hernando del Pulgar en su crónica, «para dar orden en aquellos robos e guerras que en el reino se facían». Una organización, compuesta por grupos de gente armada, que tenía entre sus fines perseguir a los criminales y garantizar un cierto orden público. Es curioso, y vale la pena resaltarlo en el contexto de la solemne conmemoración del 200 Aniversario de la Policía Nacional, que se celebra en el marco histórico de la Plaza de Santa Ana, en la capital grancanaria, que quién es considerado 'fundador' de esta ciudad, el capitán Juan Rejón, fuese uno de los máximos primeros dirigentes de esa, digamos, 'proto policía' en España, pues la reina Isabel de Castilla, en diciembre de 1476, le nombró «diputado general y ejecutor de la recién creada Santa Hermandad, y cuando fue escogido para ponerse al frente de la expedición que llegó a la isla en junio de 1478, ejercía como «capitán» de la Santa Hermandad de Andalucía.
En la actualidad la Policía Nacional española constituye uno de los cuerpos de seguridad pública más notables y prestigiosos en todo el mundo. Su sola existencia es, además, característica del tiempo presente, así como del estado democrático y de derecho que se disfruta en la actualidad. Pero también su aparición hace doscientos años, y su devenir en el transcurso de tres siglos diferentes, de épocas y situaciones muy distintas y cambiantes, es reflejo de la misma historia de España desde 1824 a la actualidad.
Esto es algo que no debe pasar desapercibido para la ciudadanía en su conjunto, que, en este aniversario, en los actos que puedan programarse a lo largo de todo el año 2024, tienen la oportunidad tanto valorar al Cuerpo Nacional de Policía, no sólo como un meritorio y eficaz instrumento del estado de derecho, tal como prevé la Constitución Española de 1978, que en su artículo 104 señala como «Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana», sino como un verdadero 'patrimonio' histórico, a través del cual se puede entender mejor la evolución de la historia de este país. Por ello este 13 de enero, en recuerdo de aquel del año 1824, cuando se publicó la Real Cédula de 13 de enero de 1824, por la que creó la «Policía General del Reino», que es el antecedente histórico de la actual Policía Nacional, pues fue el primer cuerpo policial con dimensión nacional con la misión de «garantizar el bien y la seguridad pública» como se puede entender ahora, es una fecha muy sensible en el calendario de las efemérides que jalonan el devenir de España, al que Canarias, y Gran Canaria en particular, no pueden ser ajenos.
La prensa en Gran Canaria llegó mucho después de la creación de este cuerpo policial, pero ya en los primeros periódicos insulares, entre 1852 y 1856 (El Porvenir de Canarias, El Canario o El Ómnibus), cuando se buscaba la modernización y el progreso de la isla en todos los ámbitos de la vida cotidiana, encontramos frecuentemente términos y conceptos como «policía», «comisarios» o «celadores» (cargos que fueron creados reglamentariamente por Real Decreto de 26 de enero de 1844, hace ciento ochenta años, aunque hay que resaltar como ya en 1825, con la creación de los «celadores reales» se buscó extender la nueva presencia policial a todas las provincias). El Porvenir de Canarias, que en octubre de 1853, hablaba de «encargados de policía o vigilancia pública», el mes de agosto anterior, en un extenso relato de un caso de tribunales por robo y asesinato, que llego a la sala de lo penal de la Audiencia de Canarias se refería a como «el 29 de Enero del corriente año se presentó al Juzgado el Alguacil Baltazar Rebozo, dando parte que el Comisarió de protección y seguridad pública le había manifestado, que en una casa frente al teatro se había cometido un asesinato. En su consecuencia el Juez procedió a instruir la causa…». El Canario un año después, en noviembre de 1854, se refería, a propósito de problemas con el buzón de correos de Triana, al «Sr. Celador de policía».
Conmemorar el 200 Aniversario de la Policía Nacional en la plaza mayor de esta capital, la Plaza de Santa Ana, retrotrae también a otros precedentes y épocas curiosas. En su entorno, exactamente en los bajos de las Casas Consistoriales, estuvo durante siglos el denominado «cuerpo de guardia del Regimiento». Tras su creación, hace 450 años, el Regimiento de Milicias de Las Palmas, junto con los de Telde y Guía, asumieron competencias no sólo en la defensa externa de la isla, sino que, en alguna forma y manera, también se ocupaban de garantizar la seguridad interior. Puestos a las órdenes del regente, del alcalde, del gobernador, aquellas fuerzas militares también tuvieron unas funciones de seguridad pública, aunque no estrictamente policiales, como se entendería a partir del siglo XIX. También en esa plaza, donde se veía transitar a los antiguos «alguaciles», se encontraban instituciones como la Audiencia de Canarias, establecida aquí a partir de 1528, y otras como el Ayuntamiento o el Obispado de Canarias que representaban el orbe institucional isleño, ese orbe que ahora, junto con el conjunto de la ciudadanía, acogen para homenajear y felicitar al Cuerpo Nacional de Policía en su 200 Aniversario. Por ello, en esa ineludible y perpetua exigencia de brindar seguridad que tienen los estados, y en este significativo aniversario, también podemos recordar como Honoré de Balzac, en aquellos mismos años iniciales de la policía en España, resaltaba como «los gobiernos pasan, las sociedades mueren, la policía es eterna». Tras doscientos años, desearle larga vida al Cuerpo Nacional de Policía en su servicio a España y a la ciudadanía.
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