Con el mazo dando...

No lo entienden. Ven producto de un «brutal ataque» que la gente se sorprenda porque un grupo de profesionales de una religión que tiene como uno de sus principales axiomas amar al prójimo como a uno mismo, digan abiertamente, y es textual: «Yo también rezo mucho por el papa, para que pueda ir al cielo cuanto antes».

Debe ser solo una casualidad que esa tertulia, que se autodenomina La Sacristía de la Vendée, se considere una tertulia contrarrevolucionaria y que arranque sus sesiones semanales con una cabecera llamativamente marcial, que parece cantar más a la guerra que a la paz. Nada, puras imaginaciones de los periodistas. Y también del arzobispo de Toledo, que, mira tú por dónde, les ha llamado al orden.

Y no, ojalá fuera todo fruto de una manipulación progre. Los que somos creyentes y católicos aún cargamos como una losa con esta parte integrista de la iglesia, que ahora desea que el papa se muera (lo ven un rojo, otro hijo de Satanás), pero que tampoco hace tanto colaboró para tejer aquellas llamadas rutas de las ratas que ayudaron a huir de la justicia a tantos dirigentes nazis o que se ha pasado años tapando miles de casos de pederastia cometidos por colegas oficiantes.