Ganó Biden, ¿y ahora qué?
Ultramar ·
Allá votaron ellos, aquí, donde la situación es desoladora, nos toca actuar a nosotrosDecía Albert Camus que la importancia de la mentira procede de que ninguna virtud puede aliarse con ella sin perecer. Por tanto, está claro que de virtuoso nada tiene el derrotado presidente de los EE UU, Donald Trump. Aunque, a decir verdad, habría que preguntarse, si esta misma máxima no debiera aplicarse por extensión a la casi totalidad, ¿o sin casi?, clase política dirigente.
Claro que es importante la victoria de Joe Biden en los EE UU, por lo que significa de frenazo a unas artes y maneras de un personaje concreto, que no al movimiento encarnado en él. Y he ahí el problema que no hay que perder de vista.
Por eso resulta un poco burda esa ola de júbilo que se desató más allá de Norteamérica inmediatamente después de que se anunciase que el Partido Demócrata oficiosamente se hacía con los suficiente votos para entrar en la Casa Blanca y desalojar, aún quedan un par de meses, al 'vil' Trump del sillón presidencial.
De izquierdas a derechas nuestros próceres saludaron la vuelta a la 'normalidad'. Del más poderoso a otros no tanto, incluyendo ahí al presidente del Gobierno de Canarias, también a su vicepresidente y declarados progresistas de a pie. Trump ha caído, eso sí, con 70 millones de votos en sus alforjas, no lo olvidemos.
Sinceramente, ¿es normal que un presidente, un vicepresidente y todo bicho pichín autonómico se apuren a felicitar en las redes sociales al nuevo gerontócrata electo de EE UU cuando no se hace con ningún otro. Que vivimos en un mundo global a nadie se le esconde, pero, ¿no les suena esto a fanfarria?
Allá votaron ellos, aquí nos toca actuar a nosotros. El mismo día que el ruin de Trump fue derrotado en esta tierra nuestra miles de migrantes seguían y siguen alojados en condiciones infrahumanas, se activan los vuelos de retorno a países que ofrecen pocas garantías de preservación de los derechos humanos, la pobreza galopa, el paro y la precariedad laboral se acentúan, decenas de millones de ayudas sociales continúan sin llegar a sus destinatarios, la pandemia no cede, la fragilidad del sistema sanitario va en aumento y el futuro se barrunta cada vez más desolador. La situación es desesperada.
Vale, ganó Joe Biden. Tanto que me alegro, pero es que nosotros vivimos aquí; por tanto, de lo que se trata es de resolver y desmontar las 'razones' que sirven para alimentar a un movimiento que pone en solfa la mayoría de los valores democráticos, como consecuencia de la inacción de demasiados.