Fuerteventura y la crisis política
Primera plana ·
Todo lo que pudiese pasar en la política canaria esta legislatura, si es que tenía que ocurrir, sucedería primero en FuerteventuraLos tambores de guerra en la isla majorera hace tiempo que suenan. Y la imposibilidad de aprobar los Presupuestos de 2021 desemboca en lo inevitable: la crisis de gobernabilidad del Cabildo de Fuerteventura. Acecha la moción de censura, es la misma que hace un curso atenazaba a Blas Acosta. Ciertamente, la idea entonces de Mario Cabrera era otra: ir de la mano con NC de cara a una posterior confluencia o reunificación que Fernando Clavijo frustró. Cabrera, Marcial Morales y otras voces autorizadas, eran unos entusiastas por relanzar el espacio del nacionalismo. Pero eso se esfumó, nunca un archivo del Tribunal Supremo (el del caso Grúas) había causado tanto alivio en Presidencia cuando encima el afectado no era un socialista sino de CC. Con Clavijo vivo políticamente, se disipaban los temores crecientes en el círculo de Ángel Víctor Torres.
La herida política en la institucional está abierta. Tendrían que renunciar al acta los dos consejeros ausentes en la sesión plenaria para que corra la lista y CC junto al PP retomen el poder insular. Recalco, el mismo perro pero con distinto collar que ya hace un curso se barruntaba. Y eso que Acosta fue contundente con el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones José Luis Escrivá que pasó por Fuerteventura al calor de la crisis migratoria sin proponer ni solucionar nada. Fue un chasco. Y Acosta no se calló, aun siendo de la rama del PSOE en La Moncloa. Pero esa bizarría entre los suyos (solicitó la dimisión de Escrivá) no fue reconocida por la oposición. A fin de cuentas, Asamblea Majorera desea y necesita gestionar porque de aquí a 2023 se antoja un desierto largo y su gente tiene hambre de balón. La política, cada vez más, se reduce a eso: unos y otros procuran eliminarse del divertido frontón de la gobernabilidad, mientras la opinión pública representa la pelota.
Por otro lado, puede que con esta jugada NC haya perdido el quinto escaño en el Paramento que le permite tener grupo parlamentario. La diputada por esta isla del nacionalismo de izquierdas pertenece, en realidad, a Asambleas Municipales de Fuerteventura (AMF). Y si se ejecuta la moción de censura, y queda el consejero insular de NC abandonado a su suerte, lo suyo es que AMF busque otros compañeros de viaje. La otra opción, todavía latente, es que el PP se sume al equipo presidido por Acosta y todo quede en un intercambio de cromos. Pero la presión sobre los populares, ejercida desde Tenerife, se notará; si es que no está ya acordado...
Todo lo que pudiese pasar en la política canaria esta legislatura, si es que tenía que ocurrir, sucedería primero en Fuerteventura. Si la diputada de AMF se descuelga de NC, la gobernanza de Torres queda en 36 actas justas. Con una más, CC no dudará en destronar al Pacto de las Flores. Su negativa a respaldar las cuentas estatales y las del archipiélago, es solo un síntoma. Ahora bien, es difícil que haya otras potenciales fugas. Que, de haberlas, sería en La Gomera. Hace tiempo que tientan a Casimiro Curbelo. Él se deja querer y, después de todo, cumple con la palabra dada: con el acuerdo suscrito.