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Dimitir por una investigación. En Portugal llega una investigación judicial sobre un presunto caso de corrupción y el primer ministro no se lo piensa un minuto: Antonio Costa formalizó este martes su dimisión. Lo justificó poniendo en valor que la dignidad del cargo es ... incompatible con la sombra de sospecha, por más que defienda su inocencia. Volvemos a la delgada línea entre el derecho a la defensa y la exigencia derivada de la responsabilidad institucional, con el añadido de que la investigación en su contra no la lleva una agencia de detectives privados, sino la Policía en colaboración con la autoridad judicial. La comparación es inevitable: ¿Costa dimite a las primeras de cambio y Puigdemont, que sigue siendo un prófugo y ahora investigado por un presunto caso de terrorismo, puede tener en su mano la gobernabilidad del país? Pues estamos viendo que sí: cada cual coloca el listón de las exigencias morales donde le apetece, y algunos priman la coherencia de sus actos con su discurso (Costa), mientras que otros se desdicen según por dónde salga el sol de sus intereses (Sánchez).
Concentraciones no autorizadas y convocatorias legales. En los últimos años se han producido muchas concentraciones o manifestaciones en las puertas de instituciones y partidos políticos. Le ha sucedido al PP y al PSOE, le ocurrió a la sede del Parlamento catalán y también al propio Congreso. En esto sostengo lo mismo que en su día planteé cuando los escraches: el ejercicio de la libertad de expresión no debe confundirse con la agresión, aunque solo sea dialéctica, al otro. En lo de estos días hay, sobre todo, un matiz que es relevante: ¿puede celebrarse una concentración ante la sede de un partido? Por supuesto que sí, pero hay unos pasos a seguir. Quienes quieran hacer un llamamiento para concentrarse, han de pedir autorización y esperar a recibirlo. En ese sentido, el PP lo está haciendo para su movilización del día 12 a las 12... Otra cosa es ampararse en el trasiego de mensajes en las redes sociales.
Otro día sin acuerdo. Las prisas del PSOE para el debate de investidura empiezan a ser inversamente proporcionales a las de Junts. Viendo los movimientos judiciales, es comprensible que a Puigdemont y compañía les preocupe asegurarse de que la futura ley les salva de sentarse en el banquillo. Y si para eso Sánchez tiene que pasar por la agonía de una negociación hasta casi llegar al día 27, pues no le queda otra que aguantarse.
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