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En el fragor del debate político nacional, pareció haber pasado casi desapercibida la noticia de la decisión judicial de sobreseer provisionalmente la causa contra la ... que fuera vicepresidenta de la Comunidad Valenciana, Mónica Oltra, en el turbio caso de su supuesta responsabilidad en relación con la menor tutelada por el Gobierno regional y que sufrió abusos sexuales por parte de quien fuera pareja de Oltra. Pero seamos justos y empecemos por la autocrítica: no es que pasara desapercibida por el ruido, es que la dejamos voluntariamente pasar.
Sabido es que entre los defectos de los que estamos a este lado se encuentra el que una condena nos parece más noticia que una absolución, pero lo preocupante es que un presunto delito sí nos parezca merecedor de una portada y la confirmación de que no hubo ni delito ni presunto acabe en un rincón o sencillamente no exista. Y eso vale para Oltra como para cualquier otro mortal.
Vale la pena recordar que la entonces número dos del Gobierno valenciano y líder de Compromís renunció al cargo y se fue literalmente a su casa. Siempre defendió su inocencia, siempre dijo que estaba siendo víctima de una persecución donde se juntaban un caso cierto y con sentencia firme -los abusos cometidos por su expareja a la que entonces era una menor-, con el hambre de sus enemigos políticos y, por lo que se ve, las ganas de comer de una maquinaria fiscal y judicial que entró como elefante en cacharrería para después concluir que no había indicio alguno. Sobre esto, y a la espera de que la sentencia sea firme, cabe preguntar a la Fiscalía y a la judicatura si no es preferible llegar a esa conclusión tras un detallado examen previo de los escritos previos, antes incluso de decidir si se admite o no trámite un procedimiento. No hacerlo da argumentos para pensar que sí pudo haber 'lawfare' o, cuando menos, sí hubo un imprudencia en la gestión judicial.
Hacer ejercicios de ficción sobre qué hubiese sucedido en las elecciones autonómicas valencianas si todo lo anterior no hubiese pasado y Oltra hubiese vuelto a ser candidata de Compromís es un esfuerzo estéril que solo conduce a la melancolía o al cabreo. Pero hacer un ejercicio de reflexión sí creo que es obligado: en el mundo de la comunicación, por supuesto, y por ahí comencé estas líneas, pero en el fiscal y judicial, también. A Oltra no le salió gratis la investigación que la señaló y acabó apartándola de la vida pública y política; a quienes contribuyeron a eso tampoco debería salirles como si hubiese una 'happy hour' para el descrédito.
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