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La enfermería española anda escasa de mujeres y hombres para sacar adelante el volumen de trabajo en condiciones mínimamente compatibles con los costes de la ... vida en este país. A su vez, faltan médicos porque muchos prefieren irse una temporadita al extranjero a ganar más, trabajar algo menos y, por tanto, disfrutar de la vida y, ya puestos, conciliar si deciden tener familia. Añadamos un tercer dato:cuando los licenciados en Medicina afrontan el proceso del MIR, las especialidades más demandadas son aquellas que tienen garantizado mayores ingresos, sobre todo si la plaza pública se compatibiliza con la actividad privada, y las que menos las que más demanda tienen por parte de la ciudadanía y de las administraciones.
Es el cuadro de un sistema sanitario español que hay que repensar. Sobre todo en un país que va envejeciendo a pasos agigantados y donde la necesidad de contar con profesionales sanitarios y sociosanitarios crece exponencialmente. Pero profesionales que estén bien pagados y no acaben quemados a las primeras de cambio. Porque con la salud no se juega y no es cuestión de llegar a la consulta o estar en una cama hospitalaria y escuchar a los encargados de devolvernos la salud que la suya está quebrada. Es como si cada vez que subimos a un avión, el piloto se dejase abierto el micrófono y escuchásemos sus lamentos laborales con el controlador aéreo. ¿Alguien volaría seguro así? Pues lo mismo con médicos, enfermeros y demás agentes del mundo sanitario.
Clama al cielo que sigamos presumiendo de la calidad de nuestro sistema formativo sanitario para luego encontrarnos con buena parte de nuestros espléndidos nuevos médicos y nuestras fantásticas enfermeras se van a Reino Unido o a la Europa continental. Como también clama al cielo que, en paralelo, tengamos en las universidades a dirigentes que sostienen que no hay que facilitar el acceso de más alumnos a las carreras de esa especialidad porque así se devalúa la calidad. Eso choca frontalmente con lo que precisa el país y también con otro asunto que hay que analizar porque da la sensación de que hay una complicidad sospechosa: los títulos sanitarios realizados en el extranjeros se convalidan en España a velocidad de vértigo, mientras que otros expedientes aguardan al menos tres años hasta que llega esa homologación. ¿Por qué para unos el trámite es rapidísimo y para otros tan lento?
Tener una sanidad pública de primera, que lo es, no evita la necesidad de revisarla.
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