Del director
Los peones, los alfiles y el reyLeire Díez quiso jugar al gato y al ratón pero fue muy torpe
Entre el esperpento de Valle Inclán, el sainete de Carlos Arniches, las comedias corales revestidas de amargura de Berlanga y las películas del recientemente desaparecido ... Mariano Ozores de la España del 'destape'. Todo eso se me pasó por la cabeza viendo en televisión la comparecencia de Leire Díez, seguida de la irrupción de Víctor de Aldama, con los periodistas estupefactos y el empresario Javier Pérez Dolset haciendo de una especie de guardaespaldas.
También me vinieron a la mente los cómics de Ibáñez, con Mortadelo y Filemón interpretando a unos chapuceros investigadores. Habría sido divertido si no fuera porque Leire Díez fue un alto cargo en el ente estatal Correos y tenía acceso a lo más destacado del aparato orgánico del Partido Socialista, como también Víctor de Aldama fue un empresario que hizo negocios a la sombra del entonces ministro José Luis Ábalos.
Por si lo de la mañana fuera poco, después Leire Díez se paseó por el plató de Cuatro y concedió entrevistas a otros medios. Tanto en la comparecencia sin admitir preguntas -se ve que eso se le ha pegado de Pedro Sánchez- como posteriormente, quiso jugar al gato y el ratón, pero lo hizo tan torpemente que dejó la sensación de un roedor al que han pillado con un trozo enorme de queso entre las manos y no tiene manera de defender su inocencia.
Si aspiraba a hacer de espía para ese libro que dice que está preparando, se parece más bien a un agente secreto de la versión chapucera de 'Misión imposible', esos que cuando aceptan el encargo de su 'jefe' reciben un mensaje que les alerta de que si les pillan, nadie saldrá a defenderles. Porque el show de esta señora es indefendible, como también las maneras de Víctor de Aldama.
Es más, después de llevar semanas escuchando a unos y a otros, creo que el único que cuenta una historia mínimamente creíble, aunque marcada por su comprensible ánimo de venganza, es Pérez Dolset.
En este juego de pícaros metidos hasta el cuello entre el fango, sospecho que nos faltan piezas del puzle. Sí empieza a estar bastante claro que ninguno tiene las manos limpias pero si graves son sus pecados, tanto o más los de quienes les abrieron las puertas oficiales o de los pisos más influyentes en el partido que gobierna.
Alguien dio por bueno que Leire Díaz tuviese un cargo, como también alguien regaló un sueldo a las parejas de Ábalos. E igualmente alguien aceptó que Leire Díaz entrase una y más veces en Ferraz y también alguien le facilitó a Aldama los contactos ministeriales.
Este miércoles solo vimos a los peones de las chapuzas; los alfiles han ido saliendo y el rey de este ajedrez berlanguiano lo podemos intuir.
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