Dos apuntes para cerrar la semana
El día después de Trump. Si los pronósticos y los estudios demoscópicos aciertan -en Estados Unidos suele ocurrir que sí lo hacen- Donald Trump ... será el próximo presidente de Estados Unidos. Nos gustará más o menos pero, si así sucediera, es la decisión soberana de los votantes y aceptarlo sin discusión forma parte de la democracia. ¿Qué pasará entonces? A pesar de los muchos pesares, estoy convencido de que el sol seguirá saliendo y los días y las noches se sucederán. Lo digo porque desde la caída del meteorito que acabó con los dinosaurios, no hay constancia de algo similar al final del planeta. E incluso después de aquel día, salió el sol. Si Trump es investido presidente en enero de 2025, pues habrá que convivir con él. Y Europa, que lleva casi una década de capa caída, está tardando en cerrar filas ante un socio preferente que seguramente aparcará su condición de gendarme mundial y se centrará en, como dice el lema del propio Trump, hacer a Estados Unidos grande otra vez. Dentro de lo malo, lo mejor que tiene el candidato republicano es ya sabemos de qué va y no se oculta con sus planes, por muy irritantes o descabellados que nos puedan parecer. Los ciudadanos de Estados Unidos tienen el deber de decidir, pero a Europa le corresponde hacer lo propio y elegir entre no ser nada en el concierto internacional o creer de verdad que es una potencia.
'Guerra civil'. Había leído algunas críticas y varias reflexiones a cuenta de la película pero había tardado en sentarme ante una pantalla para verla. Lo hice, ¡oh casualidad!, tras el atentado contra Donald Trump y tras el anuncio de Joe Biden de renunciar a la carrera electoral. Quizás la impresión habría sido otra si el visionado hubiese tenido lugar antes de esos dos acontecimientos, pero en todo caso es una película recomendable. No tanto por cómo lo cuenta, que no inventa nada, sino por algunas de las reflexiones que quiere provocar en el espectador. Sobre todo esa de que ningún país está libre de verse envuelto en una trifulca que acabe en una guerra civil. Cuando la polarización se lleva al grado máximo, las democracias se debilitan y la violencia puede prender, sobre todo si es fácil conseguir un arma (en muchos lugares de EE UU, basta con ir al supermercado y tener dinero para comprarla). También conviene que los periodistas le echemos un vistazo a la película, que retrata con bastante crudeza lo bueno y lo malo de la profesión, la difusa frontera entre el compromiso con la verdad, el espectáculo y la complicidad con la violencia.
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