¿Cuántos millones menos?
Tras llegar a los 18 millones de turistas el pasado año, quienes han hecho bandera del lema 'Canarias tiene un límite' plantean que más visitantes ... no caben y que hay que ir bajando la cifra de llegadas. Ese descenso lo vinculan a una mejora en la calidad de vida de los canarios, la reducción del precio de la vivienda y una mejor atención en los servicios públicos. Como si por arte de magia todo fuese a mutar por el mero de hecho de situarnos en un listón de 15 o 16 millones. O quién sabe si menos...
Ya sabemos que la memoria es frágil y más aún en estos tiempos apresurados que vivimos. Lo digo porque cuando en lugar de 18 millones eran 16, también faltaba vivienda a precios asequibles y también había una brecha social que merecía una corrección urgente. Más o menos lo mismo sucedía con las cifras de paro, si bien estas han descendido tras los cambios introducidos en la normativa laboral.
Pero vamos a detenernos un momento en esa reclamación de no repetir los 18 millones de turistas. Primero hay que subrayar algo que parece de perogrullo pero que es clave en el razonamiento: si vinieron esos turistas, es porque había conectividad aérea para moverlos y capacidad para acogerlos y atenderlos. No se quedó ningún turista durmiendo en la calle, como tampoco ninguno llegó sin alojamiento previamente concertado. Y esos visitantes no desalojaron a un solo residente para dormir en sus camas. Sí es cierto que hay falta de viviendas porque una parte de ellas se ha destinado al mercado vacacional, como también lo es que los precios de alquileres y de compra se han disparado porque hay una mayor demanda también para no residentes, pero ese desajuste en el negocio inmobiliario tiene una explicación sencilla:las administraciones llevan años sin apostar por la vivienda de promoción pública.
En cuanto a reducir la llegada de turistas, ¿qué hacemos: cerramos de repente hoteles y complejos de apartamentos? ¿Clausuramos todos los de dos y tres estrellas porque nos parecen de poca calidad sus turistas? Si así fuera, ¿qué le decimos a sus empleados? ¿Que se vayan todos a la calle? ¿O es que alguien piensa que apostando solo por hoteles de cuatro y cinco estrellas vamos a tener turistas suficientes para mantener las actuales cifras de empleo?
Reducir el debate a uno, dos o tres millones menos es simplificar bastante el asunto. Y, sobre todo, miremos más a las administraciones y algo menos a las terminales de los aeropuertos.
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