Alquiler y turismofobia
No deja de sorprender que un departamento controlado por el PP haga suyos argumentos de Podemos
La Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias se ha embarcado en un procedimiento público de información para la elaboración de una normativa que regula ... la actividad del alquiler vacacional. El director general de Ordenación Turística, Miguel Ángel Rodríguez, abandera una estrategia que teóricamente busca escuchar las opiniones de todas las partes interesadas para, a comienzos del próximo año, tener un borrador de ley o decreto (o eso se supone). Todo ello con la intención, y así lo ha ido pregonando, de meter en vereda una actividad que es verdad que ha tenido un crecimiento exponencial (aquí y en la Cochinchina) y que desde el minuto uno ha llegado rodeada de tanta controversia como éxito.
En los fundamentos de la iniciativa, se menciona abiertamente la urgencia de una regulación para evitar la turismofobia. Es innegable que en la península, como en otros destinos turísticos, se han producido episodios de rechazo al turismo vinculados en parte a la proliferación del alquiler vacacional, pero no solo a esa actividad. Lo digo porque, ya puestos, Turismo también se podría poner a limitar la llegada de cruceristas o las entradas de turistas por los aeropuertos con destino a hoteles y apartamentos, pues acabaremos el año seguramente con cifras similares a la etapa previa a la pandemia.
A priori es saludable que se quiera escuchar todo tipo de opiniones. Pero no deja de sorprender que una Consejería de Turismo en manos del Partido Popular haga suyo en gran medida el argumentario de Podemos sobre el alquiler vacacional. Y no exagero:recuperen las declaraciones en campaña electoral de Noemí Santana y Gemma Martínez, por ejemplo.
A eso hay que añadir que quizás Turismo ha pecado de inocencia en este asunto. Cuando se anuncia que se va regular una actividad, con afán de limitarla, automáticamente lo que se produce es la irrupción de más negocios para garantizar así que sus derechos no se vean recortados por la futura normativa. Es lo que le pasó a Román Rodríguez y su equipo cuando fue presidente y se supo que estaban preparando una moratoria. Ahora podemos asistir a un boom de viviendas en dicho régimen de hoy para mañana por la imprudencia de unos cargos autonómicos que -insisto en ello- seguro que están cargados de buenas intenciones. Pero los boletines oficiales están repletos de medidas que nacieron así y tuvieron efectos muy diferentes a los que pretendían.
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