Abascal, Sánchez, Díaz y, también, Tamames
El líder de Vox buscó evitar lo que le habían echado en cara
El debate de la moción de censura, que arrancó este martes en el Congreso de los Diputados, vino condicionado por las formas y los protagonistas ... iniciales. Los 45 minutos iniciales de Santiago Abascal convirtieron a Ramón Tamames, cuya intervención debía ser el centro de la sesión, en casi un actor secundario. Y fue así no solo por lo que dijo el líder de Vox, sino porque, además, Pedro Sánchez salió a responder a Abascal desde el primer momento.
Con ello, seguramente Abascal buscó evitar lo que le habían echado en cara en los últimos tiempos: las notables diferencias entre Tamames y el ideario de Vox, con el propio catedrático jubilando presumiendo de esas discrepancias. De manera que Abascal hizo un discurso muy de Vox y seguramente muy poco de Tamames, como también el teórico aspirante a la Presidencia leyó un discurso muy suyo pero en algunos tramos muy poco de Vox. ¿Contradictorio? Si no tanto, al menos claramente confuso. Y lo que menos se espera de una moción de censura es que genere confusión. O se está a favor o se está en contra, pero sembrar la incertidumbre no es bueno para el candidato. Y tampoco entre quienes votan, y lo digo por el PP. Ante una propuesta tan contundente como una censura, no cabe ponerse de perfil. Abstenerse es, de facto, oponerse, de manera que en tiempos en los que se exige ir de frente, pues nada mejor que votar no si no se está de acuerdo. Abascal, que tiene muchos defectos pero tonto no es, hurgó en esa herida mirando a la bancada del PP. Lo hizo preguntando a los populares por qué no apoyan una censura que, según él, solo busca sacar de la Moncloa a Pedro Sánchez y poner de forma interina a un jubilado que lo único que hará es disolver las cámaras y convocar elecciones.
En cuanto al candidato Tamames, me incluyo entre los que lo esperaban peor y lo encontraron razonablemente bien en las formas. Pero fue el hombre del «etcétera, etcétera...» Lo dijo en varias ocasiones y no sonó especialmente bien. De un candidato a presidente se espera no solo un discurso a la contra, sino uno propositivo. Ese «etcétera, etcétera» dejó una estela de indefinición, o de improvisación, que no es propia de alguien de su experiencia.
En resumen, que ayer en el Congreso hubo una pérdida generalizada del tiempo, Sánchez se encontró con unos minutos de regalo, Abascal aprovechó para ir a lo suyo, el candidato estuvo bien pero escribió en su currículo una página innecesaria, el PP se puso de perfil y, sobre todo Yolanda Díaz ya es la candidata Díaz.
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