Escotes de vergüenza
Tintero de bronce ·
Aunque pienso que las modas han cambiado que es una barbaridad, 'los modos' no deberían olvidarseDesde luego este es un tema espinoso que no sé si sabré explicarlo, pero sí sé que no voy a renunciar a la contienda sobre el mismo ni de antemano sentirme derrotada porque piense que me saldrá algún lector con algún improperio hacia mi persona. Pero voy a ir directamente al asunto.
No soy una retrógrada que no cree en el progreso y aunque pienso que las modas han cambiado que es una barbaridad, 'los modos' no deberían olvidarse. Las jóvenes de hoy (no todas pero sí demasiadas) están cayendo en las arenas movedizas de la inmoralidad y en una cultura exhibicionista que sólo les proporciona frivolidad y vacío espiritual, pues ya se están pasando en todo: en sexo, drogas, alcohol... (terrible para sus cuerpos y sus almas, pero un tema que no voy a tocar hoy), pero lo que ya nos tiene con la cólera contenida son esos escotes de vergüenza que criaturas que están empezando a vivir nos meten con calzador y tenemos que bajar los ojos ante tales desmadres. Les aseguro, amigos, que si servidora fuera una de estas jóvenes de hoy y me empeñara ('emperrara') en llevar esos escotes (aunque improbable en mí), mis queridos y añorados padres me habrían dado tal cachetada ('guantazo'), que me habrían puesto la cara del revés. Y es que mucha culpa la tienen estos padres permisivos que por no enfrentarse a discusiones ni a oír un grito de guerra en sus hogares no son capaces, con autoridad, de poner freno moral para enmendar tales comportamientos.
¿Pero qué está pasando hoy con esta sociedad permisiva, alejada de Dios y que ha abdicado de toda responsabilidad hacia sus hijos? ¿Qué está pasando con esta juventud a la que le sobran los botones en las camisas y les falta medio metro de tela en la cintura de los pantalones y en las playas los tangas son la mínima expresión? Autoridad paterna es lo que necesitan, porque son esos débiles padres los culpables de no saber dar disciplina y ternura a la vez, de discrepar con sus indecorosos gustos, de tener fuerza en la palabra sin áspero tono y de enseñarles que la moral y la educación son la llave del éxito. Que tengan un buen día