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El Ejército español y las contradicciones

Jueves, 1 de enero 1970

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Donald Trump está devolviendo la política internacional a una dinámica propia de la Guerra Fría: malos contra buenos, conmigo o sin mí, una tensión antes de que la distensión... Se veía venir de lejos y cuesta encontrar a alguien que se sienta cómodo con esta situación, pero el resto del planeta tenemos un problema, que es a fin de cuentas el mismo que los estadounidenses: es el tipo que fue elegido presidente en la nación más poderosa de la Tierra y, salvo que se produzca un proceso de destitución que ya parece imposible, nos tocará aguantarlo hasta finales del año próximo sentado en la Casa Blanca.

En esa estrategia de la tensión continua, Trump lo mismo carga contra Irán que echa en cara a Europa su escaso compromiso en materia de defensa. Y es en ese contexto donde España ha dado un pequeño paso al costado retirando una fragata del convoy que, de repente, puso rumbo hacia Oriente para presionar a Irán. Es evidente que si hay un conflicto bélico, no parece que la participación o la ausencia del barco español vaya a ser decisiva. Pero la decisión sí es reveladora de nuestras contradicciones, que se producen hasta la fecha gobierne quien gobierne. A saber: estábamos con Estados Unidos en el reconocimiento a Juan Guaidó como presidente sui generis de Venezuela pero no estamos con Washington en la denuncia del acuerdo nuclear con Teherán; sí estamos del lado americano si se trata de convencer a la Armada de EE UU de que la oferta de nuestros astilleros es la mejor para fabricar fragatas, y por eso nos interesaba que vieran cómo se manejaba la nuestra sobre las olas, pero nos apartamos cuando toca comprometerse con el aliado; y sí nos agrada que Washington deje de ser quien mande sobre la política de defensa de la Unión Europea y que ya no ejerza de policía mundial, pero nos chirría tener que elevar nuestro presupuesto en Defensa porque sabemos que eso va contra la corriente en la opinión pública... Y en la lista no puede faltar el hecho de que cuando tenemos un conflicto a pocos kilómetros de nuestras fronteras, como ha pasado en Siria y no hace tanto en Libia, digamos que hay que hacer algo pero nos quedamos esperando a que vengan otros a hacerlo porque no nos agrada exponernos y luego ponernos a pie de pista para recibir en un avión un féretro con los restos mortales de uno solo de nuestro soldados. Otra cosa, por lo que se ve, es recoger cadáveres ahogados en el mar porque huyen de esos conflictos.

¿Hace falta seguir incrementado la lista de contradicciones?

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