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El 8M, una victoria que dejará huella

El 8M, una victoria que dejará huella

Jueves, 1 de enero 1970

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Todavía hoy siento escalofríos con las imágenes del 8M. Con la pasión de las cientos de miles de mujeres que salieron a las calles para gritar por sus derechos, celebrar lo conseguido y recordar el largo camino que todavía queda hasta la igualdad. No hubo altercados ni violencia -nunca los hay-, no hizo falta poner guaguas gratuitas, y ni las pataletas de PP y Vox pudieron detener un movimiento imparable.

Y eso que el feminismo es un concepto que aún en 2019 mucha gente desconoce o malinterpreta. En estos días se han explicados sus ideales para que la ignorancia -principal enemiga de toda evolución- no sirva de excusa. El feminismo es igualdad, y no superioridad de ningún género. Estar en contra del feminismo es estar en contra de la paridad entre el hombre y la mujer. Siempre está el típico que dice «yo no soy ni machista ni feminista, solo quiero el mismo trato para hombres y mujeres». A esos hay que recomendarles que cojan un diccionario y busquen el significado del término. «Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre», según la RAE. Así que, el que de verdad aspire a tal justicia es feminista, y el que no, machista. Por mucho que no gusten como suenen esas palabras.

La fotografía de la inmensa cantidad de mujeres -y hombres- que se sumaron a las concentraciones no gustó a todo el mundo. Ciudadanos se unió, pero con reservas. Suele quedarse a medio camino de cualquier destino el partido naranja. Es capaz de aliarse y formar gobierno con Vox en Andalucía -no dudará en hacerlo también en las generales- pero, al mismo tiempo, pretende dejarse ver y ponerse del lado de la mujer en un día tan mediático como el 8 de marzo. Oportunismo sin reservas, caradurismo sin vergüenza.

Y luego está lo de la extrema derecha. Los mismos a los que tanto les preocupa la unidad de España no estaban contentos cuando el país se unió más que nunca. No hay quien les entienda. Se quejan de que ha sido una concentración partidista, e igual no les falta razón. Pero, a diferencia de ellos, las fuerzas políticas que se sumaron -y se aprovecharon- de este día, sí han trabajado por la igualdad entre el hombre y la mujer.

En un día tan histórico, Vox se dedicó a tirarse huevos en su propia sede para culpar a las feminazis, y la prensa más rancia exhibió chapas publicitarias con mensajes machistas y repugnantes. Entre esto, y las llamadas falsas al 016, se ve que la derecha no está asimilando bien tanto cambio. Pero, y aunque cueste separarla, aquí la política es secundaria. Lo importante es el triunfo del 8M. Una victoria de las mujeres que dejará huella y una conciencia social que alimenta la esperanza de que, más pronto que tarde, este día no tendrá que seguir celebrándose.

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