Sánchez y el prófugo
Sánchez está quebrando los equilibrios territoriales y redefiniendo el mapa competencial español
La gobernabilidad de España sigue en manos del prófugo Carles Puigdemont, que parece querer rentabilizar al máximo la debilidad de Pedro Sánchez. Solo así se ... explica que el viernes se frustrasen los planes socialistas de un acuerdo con Junts que permitiera a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, poner fecha al debate de investidura del secretario general del PSOE.
A tres semanas de que concluya el plazo y haya que disolver las Cortes para afrontar otro proceso electoral, lo único claro hasta el momento es que Pedro Sánchez está dispuesto a cualquier concesión al independentismo con tal de conseguir los votos precisos. Hace una semana defendió ante el Comité Federal de su partido las bondades de la amnistía, pero evitó contar que también tenía en cartera una condonación de parte de la deuda de Cataluña con el Estado. Y el traslado de las competencias en Cercanías.
Con esas dos medidas, Sánchez está quebrando los equilibrios territoriales y redefiniendo el mapa competencial español. El acuerdo con ERC sobre la quita parcial de la deuda coloca en situación de agravio al resto de comunidades acogidas en su día al Fondo de Liquidez Autonómico. A la vista de las protestas de los dirigentes regionales, desde el Gobierno en funciones se han apresurado a contestar que habrá también negociaciones con el resto de comunidades, pero sin aclarar en qué términos y, sobre todo, si recibirán el mismo trato generoso que se dispensa a la Generalitat. En cuanto a la celeridad en ese traslado de la gestión de Cercanías, ojalá Canarias se hubiese encontrado con la misma disposición del Gobierno socialista en el traspaso de Costas, una competencia que llegó cercenada y con un ministerio que se resiste a hacer realidad lo pactado.
Estamos, por tanto, ante la huida hacia adelante de Pedro Sánchez en busca de la investidura, anteponiendo, como señalan incluso compañeros de su partido, como Emilio García Page, el interés personal de Puigdemont de quedar libre de toda culpa a la dignidad de todo un país. Y dejando en el cuarto oscuro el respeto al Estado de derecho.
Si finalmente es investido con los votos de un PSOE amnésico; esa pluralidad de intereses que es Sumar, y la combinación de intereses exclusivistas de los independentistas, Sánchez podrá aprobar la amnistía. Esa ley, si consigue el beneplácito de un Constitucional controlado por el PSOE, conllevará el olvido penal de unos hechos muy graves, pero será difícil que España olvide el precio que Sánchez está aceptando pagar.
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