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Editorial

Desprecio institucional

Tras consumarse aquella votación, Pedro Sánchez debió tomar las riendas del problema, porque la migración es competencia estatal.

Sábado, 17 de agosto 2024, 22:50

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El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, cumplirá este lunes una semana de vacaciones en la residencia de La Mareta, en Lanzarote. Llegó hasta allí en el Falcon que suele usar en sus desplazamientos y lo hizo en compañía de su familia. Que repita vacaciones en una de las islas es buena noticia como destino turístico que somos pero, al margen de eso, hay un significado político de gran relevancia si termina ese tiempo de descanso sin mantener un encuentro con el presidente de Canarias, Fernando Clavijo. Estaremos entonces ante un gesto de insensibilidad institucional que se extiende más allá del jefe del Ejecutivo regional, pues afecta a todos los canarios. Y peor será si finalmente Sánchez sí tiene tiempo para verse con su compañero de partido Salvador Illa, que desde hace una semana es presidente de Cataluña.

Hablamos de un desprecio institucional porque Canarias lleva mucho tiempo esperando que se resuelva la crisis migratoria y en especial lo que afecta al reparto de menores no acompañados por el conjunto del territorio nacional. Dicha cuestión pudo hacerse vía decreto ley, como defendió el Gobierno canario y como también planteó Sumar -socio de Sánchez que está presente en el Consejo de Ministros-, pero finalmente el PSOE optó por la proposición de ley. La pretendida modificación de la Ley de Extranjería fracasó ante la evidencia de que el Gobierno no contaba siquiera con el apoyo de uno de sus aliados parlamentarios -Junts-, a lo que se sumó el voto en contra del Partido Popular y Vox.

Tras consumarse aquella votación, Pedro Sánchez debió tomar las riendas del problema, porque la migración es competencia estatal. Y eso obligaba a actuar en dos vías en paralelo: retomando la negociación con el Partido Popular y aprovechando su viaje a Canarias para conocer de cerca la situación. A día de hoy nada de eso se ha hecho y cada hora que pase sin esa llamada de Sánchez a Clavijo para reunirse es una ofensa a los canarios y una muestra de irresponsabilidad, al tiempo que de insensibilidad.

Canarias agradece contar con turistas que repitan, pero un presidente no deja de serlo por más que esté de vacaciones. Sánchez ya sentó un triste precedente con aquellos cinco días de reflexión y ahora parece repetirlo con este desinterés por la crisis migratoria. Está a tiempo de corregir el error; de lo contrario, Canarias debe tomar nota del desprecio.

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