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Dos apuntes para cerrar la semana

Sábado, 8 de julio 2017, 11:00

A palos contra Pablo Rodríguez. El vicepresidente y consejero de Obras Públicas del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez, está haciendo un máster intensivo de cómo se las gastan en su partido. Un máster que lleva incluida una soberana ración de palos, esos que dan los mismos que le mandaron mensajes de felicitación cuando su nombramiento y que le dieron ánimos en la titánica tarea de afianzar las siglas de CC en Gran Canaria. Y precisamente por eso mismo, por ser de Gran Canaria, llueven piedras sobre su tejado, piedras en forma de teniques lanzan los nacionalistas desde otras islas.

A las primeras de cambio, Rodríguez se encontró con que las sonrisas iniciales tornaban en gestos de rechazo y finalmente en andanadas en toda regla. La guinda de pastel la ha puesto la celeridad con que algunos dirigentes de CC le han dicho al PP que pidan lo que quieran si entran en el Gobierno, pero que pidan sobre todo la Vicepresidencia la Consejería de Obras Públicas, pues parece que Rodríguez se ha convertido en un compañero de filas incómodo. ¿Y por qué? Para una parte de CC, si es de Gran Canaria hay que disimularlo. Traducido en pesetas, pues que deje de batirse el cobre por la carretera de La Aldea y que centre sus desvelos en desatacar las autopistas de Tenerife -esas que se colapsan por la evidente mala planificación insular acumulada durante años en dicha isla-. Ya se sabe que los compañeros de partido son los peores a la hora de criticar la gestión, pero que no se guarden los tiempos y menos aún las formas es algo que CC debería hacérselo mirar. Sobre todo si de verdad quiere superar la asignatura pendiente de Gran Canaria.

Suerte a Mesa. Roque Mesa se despidió ayer entre lágrimas del club que lo encumbró y de la afición que lo jaleó. No se pueden poner reparos a su marcha: la Unión Deportiva Las Palmas hace un negocio millonario y el futbolista no puede dejar que pasen más trenes. Se va a la competición futbolística donde, gracias a unos derechos televisivos astronómicos, más dinero se mueve, pero se va también a una liga extremadamente competitiva, con un estilo de juego casi en las antípodas de lo que fue la Unión Deportiva de la pasada temporada -para ser exactos, del primer tramo de esa temporada-. Ahí es donde Mesa tendrá que fajarse con compañeros y rivales que tiran más de la garra que del toque, que sacan los codos con facilidad y que hacen del carácter un elemento más del juego. Experiencia para afrontar el envite no le falta. Desde aquí, el deseo de la mejor de las suertes.

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