Diletantes
Qué despite más grande. Los sesudos gobernantes de Coalición Canaria, después de un cuarto de siglo en el coche oficial, se olvidaron de pensar una propuesta que equilibre el valor del voto de los canarios. Y por eso, cuando los demás partidos han terminado ya de preparar una reforma electoral más bien tímida y cortita, ellos en su abnegado nacionalismo piden más tiempo porque no les gusta el reparto de la baraja. Son como esos especialistas en llevarse la mano a la cartera cuando se trata de pagar la cuenta en la barra de los bares; nunca alcanzan a poner nada de su parte. Por eso, de esa prórroga no debe esperarse nada serio. Por muy temprano que resuelvan, siempre llegan con retraso.
La entelequia de la triple paridad ha sido durante estos 25 años el comodín sobre el que se levantan los reinos de taifa del poderío isleño. La falsa leyenda negra del voto 31 fraguó desde mucho antes de que fuese necesario traer a rastras desde Madrid a aquel diputado que huía de apoyar la moción de censura, y con esos mimbres se tejió el cesto que aún reparte las prebendas por las siete islas.
Coalición Canaria pide un mes de plazo antes de llevar a Madrid la reforma ya madura, y todo el mundo tiene derecho a dudar de sus intenciones. Que para estos diletantes el territorio es lo primero es evidente. Lo primero que han resuelto en este mandato fue la Ley del Suelo, mientras la Ley de Servicios Sociales bien puede esperar por lo menos otro año más, que ya veremos lo que tarda en salir a la calle.
Aunque sólo fuese por esta sensibilidad contrastada, conviene no quitar el ojo a la maniobra. Un mes más de discusiones acumulará mayores dilaciones, a beneficio de esa minoría empeñada en que nada cambie. Quieren agotar el tiempo que en Madrid corre hacia un adelanto electoral, mientras lanzan gases de distracción sobre las islas.