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En el desfile

En el desfile

No, no eran gaviotas en Madrid. Eran servidores públicos que se afanaron sin reservas en auxilio de una población necesitada de auxilio

Lunes, 17 de octubre 2022, 00:57

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No, no eran gaviotas en Madrid, no se les adivinaba al desfilar, ni lucieron ademanes de cansado, pero allí estaban, recibiendo el reconocimiento del pueblo madrileño en ocasión del Día de la Fiesta Nacional. Eran los héroes de La Palma, sesenta y seis agentes del Cuerpo General de la Policía Canaria, a los que se sumaban científicos, miembros de Protección Civil, bomberos y responsables de seguridad. Después del esfuerzo, de la inquietud, de la entrega y de la zozobra, de aquel seguimiento sin fin, tan solo esperando el cese de las explosiones y del ruido, los aplausos y los vítores se sucedían y los paisanos gozamos en una de esas ocasiones excepcionales en que los sentimientos se desatan en busca de una prueba de justicia que, cuando se materializa, se agradece.

Nos alegramos especialmente por Gustavo Armas, director general de Seguridad y Emergencias en la consejería de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, al frente de la cual trabaja Julio Pérez. Gustavo es todo discreción, huye de cualquier afán de protagonismo, prefiere la acción y la eficacia, sustento de quienes ejercen responsabilidades públicas, de quienes renuncian a cualquier señal de lucimiento personal con tal de que la actuación resulte positiva o resuelva una necesidad individual o colectiva. Armas siempre guarda una predisposición para cumplir con el deber. Dotado de habilidades para negociar y para racionalizar las alternativas, ha afrontado los diversos cometidos que acumula en las tareas públicas con la solvencia propia de quienes son conscientes de las responsabilidades que han contraído. Gustavo Armas, que se inició como fotoperiodista en sus tiempos mozos, haciendo de meritorio cuando había que crecer deportivamente y convertirse en un profesional destacado, se esmeró con tal de lograr que Canarias correspondiera a toda la solidaridad y a todas las expresiones de afecto y estímulo que llegaron de toda España durante la erupción. Ningún escenario mejor que el marco del desfile del Día de la Fiesta Nacional en la capital del Reino. El reconocimiento de toda una población al trabajo, a la dedicación y a la abnegación que acreditaron quienes habían cumplido con creces las exigencias que habían de atender en los frentes delicados. Conociendo el celo de Armas, nos hacemos idea de perseverancia con que obró hasta el logro final: señoras y señores, hay que desfilar el 12 de octubre en Madrid, así que hagamos las cosas bien.

Pero bueno, lo importante es que los sesenta y seis agentes de la policía canaria, en su mayor parte efectivos de la última promoción y algunos miembros de la primera y segunda, intervinieron, al mando del subcomisario Javier Melián, posibilitando por primera vez que un cuerpo de policía autonómica participara a pie en el desfile.

Además, en el acto homenaje a los caídos y el izado y arriado de la bandera estuvieron ocho integrantes del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico en la Comunidad Autónoma de Canarias (Pevolca), que actuaron en el operativo desarrollado con ocasión de la erupción de La Palma, entre ellos su ex director técnico, Miguel Ángel Morcuende. También han participado, dentro del escalón motorizado de Protección Civil, seis vehículos relacionados con el operativo que intervino en el volcán de La Palma, pertenecientes al Grupo de Emergencias y Salvamento (GES), los Equipos de Intervención y Refuerzo en Incendios Forestales (EIRIF), el Consorcio de Bomberos de Tenerife, el Consorcio de Bomberos de Gran Canaria, el Consorcio de Bomberos de Lanzarote y el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan).

No, no eran gaviotas en Madrid. Eran servidores públicos que se afanaron sin reservas en auxilio de una población necesitada de auxilio, asistencia y seguridad. Estos canarios dejaron el listón muy alto. Y su aparición en el desfile, y los aplausos y los vítores, fueron expresiones de gratitud y reconocimiento. Se vinieron a la tierra, que hay mucho por hacer y hay fe, como cantara Caco Senante.

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