El declive de Ciudadanos

Ciudadanos, el partido que irrumpió en la escena nacional procedente de Cataluña con aspiraciones de cambiar las formas de la política, quebrar el bipartidismo y recuperar las esencias de la extinta Unión de Centro Democrático, vive su particular crónica de una muerte anunciada. Una agonía que anota cada día la marcha de algunos de sus cargos públicos u orgánicos, un proceso que se ha acelerado desde su batacazo en las últimas elecciones catalanas y que tuvo como siguientes episodios la presentación de la fallida moción de censura en Murcia, con sus consiguientes efectos en Madrid.

El pasado viernes fue la canaria Melisa Rodríguez quien anunció que abandonaba la dirección nacional del partido, en la que había sido relegada a un segundo plano desde el momento en que no consiguió renovar su acta de diputada por Santa Cruz de Tenerife y desembarcó al frente de la formación naranja el equipo encabezado por Inés Arrimadas. Melisa Rodríguez mantiene la militancia pero su marcha no es baladí. Deja la huella de una política que encarnó ese ADN liberal, centrista y dialogante de la versión original de Ciudadanos, con un estilo que combinaba la claridad de sus mensajes con la moderación en el tono. Ojalá el partido, si supera la deriva en que está instalado, la recupere algún día y cuente con ella para la política canaria. Buena falta le hace a Ciudadanos en las islas, donde transita con más pena que gloria, con dos diputados (Vidina Espino y Ricardo Fernández de la Puente) que caminan por sendas diferentes, con la primera actuando claramente como ariete de Coalición Canaria. Esa opción, tan legítima como cualquier otra, contradice abiertamente las propuestas renovadoras que Cs abanderó en la campaña electoral de 2019 en el archipiélago, de manera que será la parlamentaria grancanaria quien deba explicar a su electorado -o lo que quede del mismo- los motivos ocultos de ese giro de 180 grados.

Las elecciones madrileñas del próximo 4 de mayo se presentan como el particular Rubicón de Ciudadanos. En un momento de polarización extrema como el que vive la política nacional, y en especial la de esa comunidad, se hace todavía más necesario contar con partidos que sepan tender puentes a derecha e izquierda, que hagan de la moderación su bandera y que sigan empeñados en renovar para construir. Pero quizás ya sea tarde en el caso de Cs.