Que empiecen los Juegos del Hambre

Siempre que tengan la ocurrencia de irse unos días p'al sur (a un hotel o a un apartamento), o p'al campo (a una casita rural), a partir del hipotético momento en que entre en vigor la referida ecotasa, si hasta ahora «sólo» han venido pagando un 7% de Igic en sus facturas, añadan que tendrán adicionalmente que abonar en torno a, mínimo, unos 3 euros diarios por persona y día por cada noche que estén alojados en establecimientos turísticos (legales), en concepto de 'pernoctación'.

O, incluso, como apunta mi amigo y economista, Antonio Garzón, hasta 6 euros al día, si nos atenemos a la estimación que realizó Podemos una vez acabada la pasada Semana Santa. Cuando las compañeras de Iglesias, Montero y Belarra en las islas determinaron que Canarias –según sus singulares cálculos, a razón de una media anual de 15 millones de visitantes- «está perdiendo 600 millones de euros al año por no cobrar una ecotasa».

Hace un par de años querían 'recaudar' entre 80 y 100 millones de euros. Ahora ya van por 600. Y, encima, pretendiendo hacerse con las riendas de la Consejería de Turismo, tal y como vienen exigiendo al presidente Sr. Torres si vuelve a darse el 'pacto de las flores'. Agárrenme ahí el cubata.

Eso es la ecotasa: pagar un impuesto, adicional al 7% de Igic, por pernoctar en cualquier modalidad de alojamiento turístico reglado del archipiélago. ¿Acaso ese Igic no incluye ya la 'pernoctación'? Con los datos antes referidos, hagan sus propios cálculos de cuánto tendrían que apoquinar de ecotasa en función del número de noches que reserven. Por una semana, 40€ por persona.

Dichas fuerzas políticas hablan de la ecotasa (y la incluyen en sus programas electorales) como si los turistas - particularmente, los extranjeros-, no pagaran impuesto alguno cuando vienen a Canarias a disfrutar de nuestras instalaciones y servicios varios. Lo cual, comprenderán, no es cierto. Hasta el punto de que, en los dos años pre-pandémicos, 2018 y 2019, Canarias recaudó un total de 2.475 y 2.813 millones de euros en impuestos vinculados a la actividad turística. De los cuales, en torno a un 65% (1.600 y 1.800 millones, respectivamente) correspondieron al Igic 'turístico'.

Mismo Igic que pagamos por igual canarios, peninsulares y extranjeros, ya sea por la cama de un hotel, por alquiler de coches, por la entrada a Timanfaya, o por una buena garbanzada en Casa Conchita, en Arure, La Gomera. Y mismo Igic turístico, con recaudaciones récords año tras año, a partir del cual, los acérrimos promotores de la ecotasa han destinado en los años de su co-gobernanza la importante cantidad de…0 euros para los denominados 'proyectos de sostenibilidad medioambiental'.

Según el programa de la candidata de Podemos en Madrid, su allí pretendida ecotasa irá destinada, no tanto al medioambiente, y sí a la construcción de viviendas. Y según lo sucedido en Baleares con el pacto gobernante de izquierda, la recaudación de la ecotasa ha ido destinada a…. la promoción del destino para «desestacionalizar» su turismo. De tal manera que los viajeros no sólo visiten Baleares en verano, sino también en invierno. ¿En qué quedamos, si ahora aquí hablan, incluso, de que tenemos que «decrecer» respecto al número de turistas que nos visitan?

'Decrecimiento' que, erre que erre, parece que ahora ha llevado ya a la actual Presidenta socialista del Cabildo de Lanzarote al siguiente nivel del videojuego. El de pretender iniciar el procedimiento para la declaración de la isla como 'Zona Turística Saturada', según han informado medios como 'La Voz de Lanzarote' o 'Tourinews.es'. Incomprensible iniciativa que, comparándola con la promoción en ferias turísticas, supongo que es como inscribirte en el Tinder ese para establecer relaciones y conseguir pareja, pero describirte como feo, fea, arisco y/o antipática.

Los turistas venidos de fuera, culpables, según las fuerzas ecotasitas –una más, otras menos-, de nuestros vertederos ilegales; de los vertidos al mar; 'de las alcantarillas llenas de toallitas' (tal cual); de la depredación de nuestro territorio; de la no implantación de energías 'limpias'; de la mala gestión de los residuos; de la pérdida de la bandera azul de la Playa de las Canteras; y del empate de la UD contra el Villareal B.

Menos mal que nuestro turismo 'sólo' nos aporta casi hasta un 80%, entre directo e indirecto, del total del empleo en el archipiélago, representando en torno a un 35% del Producto Interior Bruto de la economía regional. Principal motor económico del que se nutren, nos nutrimos, desde alojamientos turísticos hasta pequeños comercios; desde agricultores y ganaderos, hasta taxistas, guagüeros y kioskeros.

Y menos mal, también, que siempre nos quedarán instituciones serias como el Banco de España, que en su Informe Anual 2022, destaca y recuerda que «…cuando en 2022 Europa aún se estaba recuperando de los efectos de la pandemia, los consumidores sufrían el impacto de la crisis energética e inflacionista, y la incertidumbre se disparaba en el Viejo Continente al estallar la guerra de Ucrania, sin embargo la economía española se benefició de varios soportes de crecimiento, empezando, sin duda, por el turismo».

Recorrer ese otro de nuestros paraísos que se llama Fuerteventura da para muchas experiencias sensoriales. Una de ellas, la de visualizar, a lo largo de sus carreteras que bordean la costa, esa singular señaléctica que reza 'Prohibido el marisqueo de la lapa y el mejillón'. Si bien, en septiembre de 2020, aún en plena pandemia, con un 0 turístico absoluto, y sin un turista que echarnos a la boca, saltó la noticia en sentido inverso: 'Autorizado el marisqueo de 25 kilos de lapas al día'.

Como sigamos por estos lares demonizando y atacando tan incomprensiblemente a nuestro turismo, así es como acabaremos. Marisqueando lo que podamos. O viendo por nuestras carreteras carteles electorales con el mensaje 'Que empiecen los juegos del hambre'.