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José Luis Escrivá, la semana pasada en CANARIAS7. Arcadio Suárez
Por conveniencia

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A cara descubierta ·

El ministro de Seguridad Social dice ahora que es mejor no prestar demasiado atención a las previsiones por la elevada incertidumbre pero lo que me choca es que el Gobierno siempre peca de optimista, en lugar de por la prudencia. Es como si fuera a volver a pasar como con Zapatero que negó hasta la crisis de 2008 hasta que nos llevó por delante

Silvia Fernández

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 13 de octubre 2022, 23:43

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El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, que se ha pasado media vida realizando previsiones económicas en los distintos organismos en los que ha trabajado, considera ahora que no hay que hacer caso de ellas. Cuando las previsiones que lanza el Gobierno, tanto respecto a la evolución de la economía como al déficit, están muy alejadas de las que realizan distintas entidades y organizaciones, es mejor no hacerlas demasiado caso, como apuntó la semana pasada en un acto convocado en el periódico CANARIAS7. La incertidumbre del momento a causa de la guerra, entre otras cosas, aconseja, según dijo, ir analizando los hechos en cada momento en lugar de valorar lo que puede ser.

Aunque sus palabras tienen sentido, la situación es muy volátil y uno no sabe lo que puede pasar dentro de una hora -con un Putin acorralado que en cualquier momento le da por darle al botón nuclear, lo que choca de las previsiones del Gobierno es su excesivo optimismo.

Es cierto que hay incertidumbre pero el Gobierno podría, por una vez, hacer las valoraciones desde la prudencia no desde el mejor escenario posible. Así sería más creíble. Una tiene la sensación de que va volver a pasar como con Zapatero y su ministro de Economía, Pedro Solbes, que negó la crisis de 2008 hasta que nos vimos atropellados por ella y ya había poco margen de maniobra para minimizar su impacto.

La proximidad de las elecciones municipales y autonómicas del año pasado y el descalabro que apuntan las encuestas para los socialistas -los abucheos a Pedro Sánchez es un indicativo- es lo que provoca ese exceso de optimismo. Hay que pintar la vida de color de rosa hasta mayo, cuando se vota, y después ya se justificará la realidad y el error de las previsiones. Total, dirán, había tanta incertidumbre que era difícil acertar y de nuevo, seremos los ciudadanos, los que tendremos que apechugar con todo.

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