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Directo El Parlamento aborda las demandas del sector primario

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En las últimas semanas he podido dialogar, brevemente, con distintos líderes y militantes de Coalición Canaria en encuentros casuales en aeropuertos, en un concierto en la plaza de Santa Ana o en el supermercado. Se les nota abatidos, desconcertados, superados por una situación que en absoluto preveían ni los más pesimistas. Acostumbrados a las victorias en las urnas o al hábil manejo de los posteriores pactos que les dejaba en situación de máximos niveles de mando, cuesta, y mucho, adaptarse a unas circunstancias de alejamiento del poder autonómico, insular y local. ¿Cómo arreglamos esto? Es la común pregunta con no menos común respuesta: silencio y preocupación.

Buscan razones para entender la actitud hostil del resto de los partidos, de derechas e izquierdas, que les han dejado fuera de los gobiernos insulares o municipales incluso en aquellos lugares en que no solo ganaron, sino que aumentaron su apoyo en las urnas con relación a los comicios de 2015. El drama de CC no se produjo el 26M, en el que sacaron unos resultados más que dignos, sino en la posterior gestión de estos. Lo que no dependió solo de sus fuerzas y habilidades sino, también, de la actitud del resto de partidos políticos. Y en la que hubo mucho de réplica a acumulados desprecios.

viajes al senado. Debieran entender, asimismo, que al poner ellos todos sus huevos en una sola cesta, la de las derechas, al perder la centralidad que históricamente habían mantenido -gobernando en diferentes etapas en cabildos y en ayuntamientos, así como en el Ejecutivo canario, tanto con PP como con PSOE- tenían mucho menos capacidad de maniobra. En el ámbito de la Comunidad Canaria solo intentaron el pacto de las derechas con el conocido resultado, el ridículo viaje de Maroto y Egea a las Islas cuando estaba a punto de ratificarse el pacto progresista y el reciente traslado forzoso de Asier Antona al Senado.

La también salida de Fernando Clavijo con dirección al Senado no parece que resulte en modo alguno la mejor de las decisiones. Por mucho que desde CC la revistan del presunto, con perdón, elemento práctico que supone tener allí a una persona que conoce el REF y el nuevo Estatuto; y capacitado, por tanto, para defenderlos. Ni desde esa mínima representación en la que debiera ser Cámara territorial se van a salvar sus desarrollos y a evitar incumplimientos del Estado, ni esos argumentos consiguen maquillar las auténticas razones, lo que algunos con mucho acierto han calificado de zerolada, al pasar su causa en el caso Grúas al Tribunal Supremo.

Lo que ni le garantiza el mejor futuro al expresidente Clavijo -en caso de condena se queda sin la posibilidad de presentar recursos a instancias superiores- ni tampoco deja bien ante la opinión pública al que hasta hace apenas unas semanas era el titular del Ejecutivo de Canarias y sigue siendo, junto a su mentora Ani Oramas, el máximo referente de CC. Por la marcha al Senado y por haberlo negado tres veces, asegurando que ejercería como jefe de la oposición en el Parlamento de Canarias.

También afecta, de forma negativa, a su formación política, que tomó la decisión pese a la polémica que sabían originaba y sus lamentables parecidos con el caso Zerolo; para lo cual tuvieron, además, que sortear las divergencias internas en distintos territorios insulares y las legítimas aspiraciones de terceros a la senatorial designación, como las del exalcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez.

Ahora bien, y abro un pequeño paréntesis, eso no justifica los deseos de otras formaciones parlamentarias de tratar de bloquear su elección -como los independentistas catalanes hicieron, de forma lamentable, con la del socialista Iceta-. Las reglas de juego democrático y las del Parlamento canario indican que es cada partido quien elige a sus senadores autonómicos. Y será cada partido, en este caso CC, quien cargue con el posible error cometido. Bloqueos, no gracias.

Pero volvamos a Canarias y a la reciente y profunda crisis que atraviesa Coalición. El primer paso para afrontarla que han dado en CC, al menos oficialmente, es el anuncio de celebración de una Conferencia Política en el próximo otoño, que tendrá como lema Impulsar el futuro. Desconozco si esto hace decaer la propuesta más abierta de un plural encuentro de nacionalistas de todos los colores planteada por el diputado y líder del Partido Nacionalista Canario (PNC), Juan Manuel García Ramos, para septiembre, o si son complementarias o, al menos, compatibles.

Una Conferencia que, según José Miguel Barragán, secretario general de CC, será un lugar de encuentro y reflexión «abierto a la ciudadanía» y que pretende analizar la situación del autogobierno, la contribución del nacionalismo al desarrollo económico y social del archipiélago «y el papel que debe representar en su desarrollo futuro y su construcción nacional». En un proceso que debe llevarse a cabo «con la máxima participación de la militancia en cada territorio y la visión de agentes externos, haciéndose eco de la sociedad civil organizada y de la sociedad en general». De esta Conferencia deberá salir un documento base de trabajo que ilumine los posteriores acuerdos a adoptar en el VII Congreso Nacional de CC-PNC que se celebrará en la primavera del año 2020.

reencuentros. Pero estos no son los únicos movimientos que se están produciendo. Al margen de lo que haga Coalición Canaria, al margen de los nacionalismos realmente existentes en las islas, hay gente preocupada por el futuro de ese espacio y que comienza a dar tímidos pasos, de reflexión, de estudio, de análisis, de contraste de opiniones sobre qué caminos debe seguir el nacionalismo canario para consolidarse en el futuro. Preocupados, también, por la división actual y haciendo prospecciones sobre futuros reencuentros del mundo nacionalista.

Son conscientes de que el asunto tiene mucha entidad y que las soluciones no son fáciles ni inmediatas, pero quieren aportar su granito de arena en un proceso que vislumbran tan complejo como apasionante. Y en el que, eso consideran, merece la pena implicarse pese a las muchas incertidumbres y a las nada escasas posibilidades de fracaso. Ante el «¿cómo arreglamos esto?» han decidido ponerse manos a la obra. El que quiera lapas...

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