El castigo electoral al pacto

Que la campaña turística de invierno está totalmente perdida, ya nadie lo pone en duda. Casi ni es noticia. Lo que ocurre o deja de ocurrir a hoteleros, turoperadores y empleados (por cierto, con una larga inacción de los sindicatos) se despacha en un par de portadas, y listo. Hoy por hoy, se asienta el discurso indiscutible de que los peores presagios que se aventuraron a la vuelta del verano se han cumplido. La anomalía, en realidad, es otra: cómo la consejera de Turismo, Industria y Comercio mantuvo una expectativa errónea sobre la recuperación turística cuando todos los indicadores entonces señalaban lo contrario. Yaiza Castilla se paseó por los medios de comunicación, estaba en el foco, defendiendo frente a viento y marea lo indefendible: que los chonis en tromba todavía protagonizarían estos meses. Incluso, en esta cabecera se publicó una entrevista a dos páginas con unas declaraciones suyas en esa línea.

Si estuviéramos en un Gobierno monocolor o conformado por dos partidos, como aquellos de CC con el PP o PSOE, puede que al menos por un momento el presidente de turno se hubiera preguntado qué hacer con la responsable del ramo. De hecho, las titulares de Sanidad y Educación fueron reemplazadas en pleno confinamiento, durante los estragos más acerados de la pandemia. A fin de cuentas, sus consecuencias las acabaría pagando él. En este caso, Ángel Víctor Torres. No obstante, en el multipartidismo y el Pacto de las Flores no es así. La misma consejera hoy ausente mediáticamente permanece relajada en el Ejecutivo porque ni ella ni su partido acarrearán con el coste de la crisis turística, aun siendo la materia que directamente gestiona, tal es la paradoja.

En 2023, con independencia de qué pase de aquí a allá a son del turismo de masas que encarnaba nuestro monocultivo productivo, ASG repetirá sus 3 escaños, Casimiro Curbelo seguirá siendo importante en las fórmulas potenciales de gobernabilidad y La Gomera habrá recibido inversiones a mansalva (no discuto su idoneidad ni mucho menos) que mejoran las infraestructuras y servicios de la isla. ¿Quién paga a la sazón los platos rotos? Pues en el multipartidismo imperante el resto de socios: PSOE, NC y Podemos. Algo que se antoja inevitable, guste o no.

Si estas reglas, que son nuevas, a las que no están acostumbrados los actores políticos en el archipiélago, las ignoras, puede resultar horrible para las siglas que se tercien. Es como si los partidos en Canarias siguiesen jugando al fútbol cuando no se han enterado que las normas que se están aplicando ahora son las del baloncesto. El desenlace en las urnas podría ser aterrador. Y eso que hasta 2023 falta tiempo, aunque estamos cerca de cumplir el ecuador de la legislatura. Si la precampaña y las elecciones llegan a ser este 2021, apaga y vámonos... Los consejeros del Gobierno de coalición son formalmente iguales pero sus acciones y sus secuelas son materialmente diferentes en función de quién sea. En suma, no todos los miembros del Pacto de las Flores responderán electoralmente de la misma manera; unos lo harán más (mucho más) que otros.