Un balón para olvidar penas
Mi punto de vista ·
«La pasión puede con la cruda realidad y Argentina omite su cataclismo gracias a un Mundial»
Imágenes impactantes, un país unido, una alegría desbordante, un éxtasis de felicidad que uno mira con sana envidia, y todo por un balón de por medio. El poder del fútbol es difícil de explicar, pero lo que hemos visto estos días alrededor de Argentina es buen ejemplo de ello. El país sudamericano continúa inmerso en una catástrofe política, social y económica constante, con un futuro incierto y con múltiples incógnitas que ahogan a millones de argentinos.
Pero durante un mes la amnesia se ha apoderado de un país que vive el fútbol con enorme pasión y que ha visto rubricar un sueño 36 años después. Ni crisis, ni problemas diarios, ni cómo llegar a fin de mes. Todo ha pasado a un segundo plano y el país salió a la calle bajo una misma bandera para rendir tributo a su selección de fútbol. El balón ha servido para olvidar penas.
La crisis argentina se visibiliza en la propia selección campeona del mundo. Solo un jugador, el portero Franco Armani, juega en la liga de su país. El resto lo hace en Europa, a excepción de Thiago Almada que está disputando la MLS norteamericana. Ni siquiera el seleccionador, Lionel Scaloni, vive en Argentina -lo hace en Mallorca-. Pero todo esto queda al margen, hoy Argentina vive en una nube de amor y pasión por la albiceleste. Argentina, como país, no cree en sí misma, pero estos días todos han ido a una. Ese poder del fútbol es mágico y único.
Argentina ha inundado los informativos de todo el mundo y su celebración ha traspasado fronteras, con instantáneas brutales y también algunas como las de ayer que se asemejan a su caos. Pero todo pasa. Ya tienen la tercera estrella en su camiseta y la lucirán con orgullo allá donde vayan, pero el duro día a día regresará a un país que se ilusiona con un balón y aborrece a su clase política. Y da igual que el éxito haya llegado en Catar, cuando se gana todo se olvida.
Uno se tapa los ojos y como decía al principio ve esa alegría con sana envidia. Y seguro que ustedes soñarán, como yo, en un nuevo ascenso de la UD a Primera al ver tanto festejo y gente en la calle. Cuando vi las imágenes de los argentinos tomando la escultura 'Monumento a las actividades primitivas canarias', de Luis Alemán Montull, en la Plaza de la Victoria, al margen de pensar que si sube la Unión Deportiva vallarán todo y no se podrá ni pisar la zona, me sacudieron imágenes en mi retina de una marea amarilla que tomaría la isla para demostrar ese poder del fútbol difícil de explicar. La lucha continúa y en esta época que nos toca vivir solo nos queda soñar. Feliz Navidad.
