Azul, amarillo, rojo y verde
Frecuencia modulada ·
«Tres ministros pasan las horas dándole al cubilete con más de 17.000 inmigrantes»Hasta jugando al parchís se conoce a la gente. La personalidad no es algo que pueda dejarse en una armario: como la piel, nos viste las 24 horas del día. El optimista sabe que pronto saldrá un cinco, el sociable reclama «por favor» que no se lo coman, el tramposo cuenta doce en lugar de diez cuando mete ficha, y el sabiondo machaca a sus compañeros con inocentes errores. Somos lo que somos y a Canarias le ha tocado en el los últimos meses ser el tablero donde se libra una pueril lucha de poder entre ministerios, una guerra fraticida en la que los dados se tiran sin pensar en seres humanos. ¿Es que no hay nadie capaz de poner orden en el jardín de infancia?
Mientras el presidente español sigue sin visitar Arguineguín, tres miembros de su Gobierno pasan las horas dándole al cubilete con los más de 17.000 inmigrantes que han llegado al archipiélago durante este año. Pedro Sánchez solo incluirá a Canarias en su gira por las comunidades autónomas cuando la tensión haya bajado y las críticas en las islas no le salpiquen. ¡Bastante tiene hoy con la gestión del coronavirus y sus pactos con Bildu!
Y mientras la partida sigue. El ministro Marlaska mantiene 'sine die' una barrera en la casilla de salida que impide las derivaciones a la península. Varios de sus compañeros le ruegan un seis, Ángel Víctor Torres se lo exige, pero el titular del Interior sopla los dados con la arrogancia de saberse blindado. Nadie va a echarlo de la mesa cuando la oposición está salibando por la carnaza de un cese en medio de la pugna interna entre el PSOE y Podemos.
Entre tanto la titular de Defensa, con las de color amarillo, avanza por las líneas enemigas a golpe de campamentos militares y de declaraciones a cuenta gotas que reflejan su sabia estrategia. Margarita Robles tira piedras y esconde la mano, con esa fría personalidad que explica que salte de seguro en seguro.
En el otro lado del cuadrilátero, con todas las fichas rojas cerca de casa, el ministro de Migraciones asume su papel de cordero degollado mientras Marlaska y Robles cuentan 20 en casi todas las tiradas. Escrivá presenta en las islas un «plan de urgencia» para meter a 7.000 inmigrantes en carpas, cuando el cuerpo le pide dar un golpe en la mesa de la indignidad.
¿Y quién tiene las verdes? Pues aunque nunca soñó jugar esta partida, los dados están en manos del delegado del Gobierno. Hasta ahora cada uno de sus movimientos ha sido pura torpeza. ¿No ha llegado el momento de dimitir? Hasta jugando al parchís se conoce a la gente...