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El aviso a Podemos

Primera plana ·

El peligro para Podemos es que, primero, sea instrumentalizado por el PSOE (en parte ya lo está siendo) y, segundo, quede en tierra de nadie

Martes, 29 de diciembre 2020, 07:05

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A nadie se le escapa que la comunicación entre Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero es fluida, por no decir prácticamente diaria. Y que Monedero es justo la persona idónea en el engranaje de Podemos, o cercano al mismo, para lanzar los avisos oportunos en medio del ajetreo de la agenda política y las tensiones crecientes en el Ejecutivo de coalición de izquierdas. En una entrevista en el digital 'elDiario', editorialmente próximo a la izquierda sociológica, Monedero dejó caer lo siguiente: «Yo lo que sí le diría al PSOE es que no puede olvidar que Podemos tiene líneas rojas. Como dijo en su día Pablo Iglesias, se pueden comer sapos, pero no cualquier sapo. Unidas Podemos no es una estructura de políticos profesionales que necesita mantenerse en el Gobierno. La posibilidad de irse a la oposición la tienes en cualquier momento. Si el PSOE cree que puede romper el pacto e intentar forzar a Unidas Podemos en determinadas direcciones, se equivoca radicalmente».

No creo que Podemos tenga la iniciativa de romper con el PSOE y marcharse del Gobierno. Incluso, aun teniendo diversos indicadores (que los hay) que apunten que sea lo mejor a medio plazo para Podemos. De hecho, la tendencia electoral y demoscópica es la que es: Podemos ha ido perdiendo escaños, las encuestas atestiguan su merma de expectativas y, a fin de cuentas, Pedro Sánchez se está beneficiando al absorber sus respaldos de cara a mantenerse como primera fuerza en los sondeos. Para Podemos estar en las instituciones le supone un coste. Sobre todo, ahora que los peores efectos de la crisis económica se harán notar y con mayor virulencia entre sus potenciales votantes, los más castigados por las inclemencias del desempleo y la desigualdad social. Lo importante del recado de Monedero es, en realidad, que en la cúpula de Podemos ya comienzan a ser conscientes del diagnóstico contraproducente fruto de las divergencias entre la dinámica institucional y la electoral. Es el precio a pagar, en definitiva, de ser el socio secundario en el Gabinete.

En un contexto de austeridad impuesta por Bruselas, como en la anterior crisis, hubiera sido insostenible para Iglesias permanecer en un Gobierno mientras ejerce de testigo de los recortes. Lo que ocurre es que en el presente, a diferencia de la Gran Recesión de 2008, la respuesta de la Unión Europea y los organismos internacionales está siendo otra. Cuando vienen mal dadas, todos somos keynesiamos. Y eso es lo que aísla algunas de las discrepancias, no todas, entre tenedores de un mismo poder compartido.

El peligro para Podemos es que, primero, sea instrumentalizado por el PSOE (en parte ya lo está siendo) y, segundo, quede en tierra de nadie entre Sánchez y los nacionalismos periféricos de izquierdas. Su labor de puente, manifestado con la moción de censura a Mariano Rajoy, la sesión de investidura de Sánchez y la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2021, no tiene por qué ser reconocida por la opinión pública. Sería paradójico que Iglesias se quemase políticamente para mayor gloria de Sánchez. Y esa amenaza ya asoma en Podemos.

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